“TE ENSEÑARÉ EL CAMINO QUE HAS DE SEGUIR”

 “Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir, fijaré en ti mis ojos” (Sal 31,8).

Los caminos de nuestro Padre son perfectos y, mientras escuchemos y sigamos sus instrucciones, no nos extraviamos.

¿Podría acaso ser de otra manera? Nuestro Padre, que nos creó y nos redimió, llamándonos a su Reino Eterno, ¿no conducirá a los suyos por el sendero recto? Sería imposible imaginar que no lo hiciera, siendo así que Dios es fiel y nos ama con un amor inefable. Él no traicionaría jamás su amor ni jugaría con nuestros sentimientos. En la Persona de su Hijo, nos abrió el camino seguro para llegar a Él (Jn 14,6). ¿Acaso no nos manifestó su insuperable amor en la Cruz? Cuando los hombres traicionaron su amor, ¿no respondió Él con un amor aún más grande? ¿Acaso no estableció su Iglesia como Maestra para todos los pueblos?

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El tiempo de segar

Ap 14,14-19

 Seguí contemplando la visión. Había una nube blanca, y sentado sobre la nube alguien parecido a un Hijo de hombre, que llevaba en la cabeza una hoz afilada. Luego salió del Santuario otro ángel gritando con voz potente al que estaba sentado en la nube: “Mete tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de segar. La mies de la tierra está madura.” leer más