EL MONTE SANTO DEL SEÑOR 

“¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón” (Sal 24,3-4a).

El Padre llama a todos los hombres a “subir al monte del Señor”. Él los ha equipado con todo cuanto necesitan para ello. Ahora, le corresponde al hombre seguir de todo corazón esta invitación y ponerse en marcha hacia el monte santo del Señor.

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