El amor de Jesús

Mt 11,25-30

Por aquel entonces, tomó Jesús la palabra y dijo: “Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a gente sencilla. Sí, Padre, pues tal ha sido tu decisión. Mi Padre me ha entregado todo, y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni al Padre le conoce nadie, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

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La sutileza de la enseñanza de Jesús

Mt 5,20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás, pues el que mate será reo ante el tribunal.’ Pues yo os digo que todo aquel que se encolerice contra su hermano será reo ante el tribunal; el que llame a su hermano ‘imbécil’ será reo ante el Sanedrín; y el que le llame ‘renegado’ será reo de la Gehenna de fuego.

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CONOCIENDO AL PADRE CELESTIAL (Parte IV)

Conocer, honrar y amar al Padre…

Cuando haya crecido la relación confiada entre el Padre y nosotros; es decir, cuando lo hayamos conocido más a profundidad, notaremos cómo Dios empieza a hacernos partícipes de los deseos de su corazón. Nos hará comprender que debemos ir junto a Él en busca de las “ovejas perdidas” de la humanidad, para conducirlas de regreso a la casa del Padre.

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Sal de la tierra y luz del mundo

Mt 5,13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín, sino en el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y alaben a vuestro Padre que está en los cielos.”

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CONOCIENDO AL PADRE CELESTIAL (Parte III) 

Conocer, honrar y amar al Padre…

El conocimiento de nuestro Padre a través de sus detalles diarios para con nosotros, de su Palabra y de la riqueza de los santos sacramentos pretende llevarnos paso a paso a entender que toda nuestra existencia se debe al gran SÍ de Dios a nosotros. Este gran SÍ no sólo es válido a nivel general para todos los hombres, sino que tiene un carácter sumamente personal: “Te llamé por tu nombre, y eres mío” (Is 43,1). Es este amor paternal de Dios el que se dirige a cada uno de nosotros de forma directa, queriendo entrar en aquella relación de amor única, que sólo es posible vivir en toda su plenitud con Dios mismo.

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