“Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle” (Mt 17,5).
Nuestro Padre nos da esta instrucción en el Monte Tabor, durante la Transfiguración de Jesús, dirigiéndose en primera instancia a los 3 discípulos que acompañaron a Jesús en ese momento. Ellos pudieron experimentar la gloriosa Transfiguración del Señor, y sabemos cuán sobrecogido quedó Pedro al ver que aparecieron también Moisés y Elías, los representantes de la Ley y de los Profetas. ¡Qué plenitud! Ciertamente los discípulos apenas podían creer lo que sus ojos estaban viendo.