“La oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece” (Is 60,2).
¿Acaso estas palabras no describen muy atinadamente la situación actual del mundo, si uno no cierra los ojos a la realidad? ¿La pérdida de la fe no está oscureciendo cada vez más la vida de los pueblos? ¿No ha penetrado la confusión incluso en nuestra Santa Iglesia?