Los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Y cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le reprochaban: “¡Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos!” -le decían. Pedro comenzó a explicarles de forma ordenada lo sucedido.
Pedro pudo disipar las objeciones de los judeocristianos relatándoles con todo detalle lo sucedido. También los apóstoles y los hermanos de Judea tenían que entender aún que el designio de Dios había querido que ahora el Evangelio llegara a las naciones. Pedro supo reconocerlo gracias a las indicaciones concretas que el Señor le había dado a través de la visión. También fue él quien dio este paso esencial al bautizar a Cornelio y a las personas que habían escuchado junto a él su predicación. Pedro concluyó su relato a la comunidad cristiana de Jerusalén sobre los acontecimientos con las siguientes palabras: