“Ese día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, ya que el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo salí de Dios” (Jn 16,26-27).
Jesús nos ha concedido un acceso directo a nuestro amado Padre, y nadie va al Padre sino a través de Él (Jn 14,6).