“EL AMOR Y LA LEALTAD NO TE ABANDONEN”

“El amor y la lealtad no te abandonen; átalas a tu cuello, escríbelas en la tablilla de tu corazón” (Prov 3,3).

Las amonestaciones paternales de Dios nos señalan el rumbo. Nunca debemos descuidar el camino de la virtud, y siempre hemos de volver a él si nos hemos desviado aunque sea un ápice. Después de cada derrota hemos de levantarnos de nuevo y retomar el camino. Ésta es la lealtad a la que nos exhorta el Padre Celestial. Recordemos cómo Jesús, en su camino al Calvario, cayó tres veces bajo el peso de la Cruz y –como meditamos en las estaciones del Via-Crucis– volvió a levantarse para consumar la obra que el Padre le había encomendado realizar.

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Permaneced en mi amor

Jn 15,9-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo llegue a plenitud.”

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