“[Al recibir la Sagrada Hostia] Yo os inundo con mi amor. Entonces, sólo tenéis que pedirme las virtudes y la perfección que necesitáis, y podéis estar seguros de que, en estos momentos en que Dios reposa en el corazón de su criatura, nada os será negado.” (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio)
Nuestro Padre Celestial nos invita a que, tras haber recibido la Santa Comunión, le pidamos todo aquello que nos sirva en el camino de la santidad. Cuando recibimos dignamente la Santa Eucaristía, Dios está incomparablemente cerca de nosotros y nos inunda con su amor. Nosotros, por nuestra parte, hemos de estar en la mejor disposición para acoger las gracias del Señor. Nosotros, los hombres, somos receptivos. Aunque generalmente acostumbramos ser muy activos y creativos –lo que, sin duda, es algo bueno–, hemos de entender que el amor de Dios se nos comunica inmerecidamente (aquí el Padre nos dice: “Os inundo con mi amor”) y que nosotros debemos acogerlo.