LA MORADA AMADA DEL PADRE

“Dios mío, Trinidad que adoro (…), pacifica mi alma; haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora” (Santa Isabel de la Santísima Trinidad).

Para complementar esta oración de Sor Isabel, escuchemos también una frase similar de Santa Edith Stein: “Dios, la Santísima Trinidad está en nosotros. Si tan sólo supiéramos edificar dentro de nosotros una celda bien sellada y retirarnos a ella tantas veces como nos sea posible, entonces no nos faltaría nada en ningún lugar del mundo.”

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La sana doctrina

NOTA: En el calendario tradicional, se celebra hoy a San Buenaventura, mientras que en el calendario litúrgico nuevo su fiesta es mañana. Por tanto, en la meditación de mañana hablaremos un poco sobre él y hoy escucharemos la lectura de su memoria:

2Tim 4,1-8

Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús, que va a juzgar a vivos y muertos, por su manifestación y por su reino: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza y exhorta siempre con toda paciencia y doctrina. Pues vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus pasiones para halagarse el oído. 

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