EL CUIDADO DE DIOS

“Sin tentaciones, no percibiríamos el cuidado de Dios por nosotros, ni adquiriríamos la confianza en Él, ni aprenderíamos la sabiduría del Espíritu, ni se consolidaría el amor a Dios en el alma” (Isaac de Siria).

Lo que hemos dicho en las últimas meditaciones con respecto a la lucha contra los poderes de las tinieblas, podemos aplicarlo también al combate contra las tentaciones, a las que estamos inevitablemente expuestos durante nuestra peregrinación por este mundo. Éstas forman parte de la lucha que se nos ha encomendado.

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