“EXPONGO ANTE ÉL MI ANGUSTIA”

“Desahogo ante El mis afanes, expongo ante Él mi angustia” (Sal 141,2).

Podemos e incluso debemos hablar abiertamente con nuestro Padre sobre todo lo que nos angustia; plantearle las preguntas que llevamos en nuestro corazón, especialmente aquellas para las cuales no hemos hallado respuesta y cuya respuesta quizá incluso tememos en cierto modo. Conocemos muchos versos de los salmos en los que el salmista expresa lo más profundo de sus angustias. No es capaz de superarlas por sí mismo y así se dirige al Padre Celestial.

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