ALABANZA A DIOS PADRE

Después de haber meditado detalladamente cada parte de la alabanza a Dios Padre en el Himno a la Santísima Trinidad, queremos ahora concluir esta serie rezando esta alabanza en su integridad:

Alabado seas, Padre Eterno, Dios Santo, fuerte y vivo. No hay nadie como Tú y nada se compara a las obras que Tú has creado. Todos los pueblos vienen a adorarte y rinden gloria a Tu nombre, porque Tú eres el Dios Santo, vivo, veraz y bondadoso.

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Justicia y misericordia

Lc 9,51-56

Cuando iba a cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús decidió firmemente marchar hacia Jerusalén. Y envió por delante a unos mensajeros, que entraron en una aldea de samaritanos para prepararle hospedaje, pero no le acogieron porque llevaba la intención de ir a Jerusalén. Al ver esto, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?” Pero él se volvió hacia ellos y les reprendió. Y se fueron a otra aldea.

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AL FINAL DE LOS TIEMPOS ENVIASTE A TU HIJO

“Mas al final de los tiempos enviaste a Tu Hijo –nuestro Señor Jesucristo– y Te exigiste a Ti mismo el sacrificio que Abrahán no tuvo que ofrecer. Entregaste a Tu Hijo Unigénito por la vida de todo el mundo, para que Tu pueblo y todos los pueblos de la Tierra encontraran en Él su salvación” (Himno de Alabanza a la Santísima Trinidad).

En el Mensaje a la Madre Eugenia Ravasio, Dios Padre lo expresa en estos términos:

“Cuando constaté que ni los patriarcas, ni los profetas habían podido darme a conocer y hacerme amar entre los hombres, decidí venir Yo mismo.”

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Obedecer al ángel

Ex 23,20-23 (Lectura correspondiente a la memoria de los Santos Ángeles Custodios)

Así dice el Señor: “Voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te he preparado. Hazle caso y obedécele; no te rebeles contra él, pues actúa en mi Nombre y no perdonará vuestras transgresiones. Si le obedeces fielmente y haces todo lo que te diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis adversarios. Mi ángel caminará delante de ti.

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EN TU BONDAD, ENVIASTE A LOS PROFETAS

“En tu bondad, enviaste a los profetas para devolverlos al camino correcto, ¡pero cuántas veces tu pueblo no escuchó sus palabras, sino que persiguió y mató a Tus enviados!” (Himno de Alabanza a la Santísima Trinidad).

Nuestro Padre hizo todo por conducir a su Pueblo por la senda de la salvación. Pero una y otra vez la historia de Israel muestra cómo se desviaron. Les resultaba difícil ser distintos a los pueblos de alrededor.

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Comunión en el Espíritu

Fil 2,1-11

Hermanos: si hay una exhortación en nombre de Cristo, un estímulo de amor, una comunión en el Espíritu, una entrañable misericordia, colmad mi alegría, teniendo un mismo sentir, un mismo amor, un mismo ánimo, y buscando todos lo mismo. No hagáis nada por ambición o vanagloria, sino con humildad, considerando a los demás superiores a uno mismo, y sin buscar el propio interés, sino el de los demás.

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EL PUEBLO RECHAZA A DIOS

“Allí [en la Tierra Prometida] quisiste guiarlos por medio de Jueces, pero ellos quisieron tener reyes, como los otros pueblos. Entonces Tú les diste reyes, pero frecuentemente hacían lo que Te disgustaba” (Himno de Alabanza a la Santísima Trinidad).

El drama en torno al Pueblo de Israel no había terminado. Después de la muerte de Josué, los israelitas se alejaron del Señor y sirvieron a los Baales. Siguieron a los dioses de los pueblos de alrededor (Jc 2,11-12). Como reprensión, el Señor los entregó en manos de salteadores y de los enemigos que los rodeaban (v. 14). En las guerras ya no salían victoriosos y cayeron en una gran miseria.

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La salvación en la Cruz

Lc 9,43b-45

En aquel tiempo, todos estaban maravillados de las cosas que Jesús hacía. Dijo entonces a sus discípulos: “Escuchad atentamente estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.” Pero ellos no entendían sus palabras; les estaba velado su significado, de modo que no las comprendían. Además tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto.

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LA TRAVESÍA POR EL DESIERTO

“Pero una y otra vez Tu pueblo se rebeló contra Ti. En consecuencia, tuvo que atravesar durante cuarenta años el desierto – hasta que lo llevaste a la Tierra Prometida, por manos de Tu siervo Josué” (Himno de Alabanza a la Santísima Trinidad).

La Alianza que había quedado sellada entre Dios y su Pueblo no garantizaba que, a partir de entonces, todos los israelitas quedasen exentos de la confusión y del pecado y, confiando en Dios, emprendiesen en adelante el camino recto, dejándose guiar dócilmente por el Señor hacia la Tierra Prometida.

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La actitud para el combate espiritual

Ap 12,7-12 (Lectura opcional para la Fiesta de los santos Arcángeles)

Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.

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