AMIGOS DE VERDAD 

“Ellos [los santos ángeles] serán tus más fieles amigos y te asistirán en todo” (Palabra interior).

Nuestro Padre no sólo nos acompaña Él mismo y habita en nosotros, sino que además envía a sus santos ángeles para que tengamos comunión con ellos. Él quiere que sean nuestros acompañantes y que estén unidos a nosotros en su amor. Hemos de tener una verdadera amistad con ellos y deleitarnos en estos poderosos ayudantes.

Los ángeles arden de amor por el Padre. Están dispuestos a cumplir su santa Voluntad en todo momento y sin tardar. En ellos nos encontramos con el Señor, y vemos cuán involucrados están en el plan de la salvación. Pensemos en el Arcángel San Gabriel, el heraldo que trajo el anuncio a la Virgen; en San Miguel, que defiende el honor de Dios y hace frente a la soberbia de Satanás; en los ángeles custodios, que nos sirven con gran alegría; en los coros angélicos que anunciaron la Buena Nueva a los pastores en Belén; en los muchos ángeles poderosos descritos en el Apocalipsis…

Todos ellos forman parte de nuestra familia, pues en Dios estamos vinculados. Precisamente en estos tiempos apocalípticos, en que necesitamos amigos fiables, debemos apoyarnos sobre todo en la Iglesia Celestial.

Y en efecto, los santos ángeles están ahí para asistir a la Iglesia militante y transmitirle la presencia de Dios. Depende de nosotros qué tan estrecha llegue a ser nuestra relación con ellos. Constituyen un regalo inconmensurable y no están sujetos ni a la debilidad humana ni a la tentación, sino que están firmes en el Señor para siempre y nunca vacilan.

También los ángeles son criaturas, que tuvieron que probar su fidelidad. Por eso, ellos son amigos que han pasado la “prueba de fuego” y fervorosos servidores de nuestro Padre. ¡Podemos fiarnos de ellos! Están tan llenos de Dios que su sola presencia ahuyenta las tinieblas.

Por lo demás, aman todo lo que Dios ama, y siempre están ahí cuando se trata de glorificarlo. ¡No hay nada que les sea más importante! Cuando nos retiramos a orar en silencio o adoramos al Señor en el sagrario, ellos se alegran infinitamente de estar con nosotros y se deleitan en todo lo que el Padre hace por nosotros. También se complacen en nosotros cuando intentamos corresponder a su amor.

Los santos ángeles son verdaderos amigos y comprenden nuestro amor a Dios. ¡Qué regalo de nuestro Padre!