“ME SIENTO TRANQUILO” 

“Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo” (Sal 26,3).

Nuestro Padre no nos exonera del combate en que estamos inmersos los hombres mientras dure nuestra vida terrena. Pero, eso sí, nos cubre las espaldas. Nadie que quiera recorrer el camino de la santidad, al que todos estamos llamados, podrá sustraerse de este combate. Si lo evade, de antemano está perdida la batalla.

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LA ALEGRÍA DEL PADRE AL ESTAR ENTRE NOSOTROS 

“Mi alegría al estar entre vosotros no es menor a la que experimentaba cuando estaba junto a mi Hijo Jesús durante su vida terrenal” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Nuestro Padre no se cansa de expresarnos de mil maneras su amor, hasta que finalmente creamos en él y correspondamos a su amor.

¿Podría acaso hacernos una declaración de amor más hermosa que la de decirnos que su alegría al estar con nosotros es igual a la que experimentaba cuando estaba junto a su amadísimo Hijo?

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La vía sacra

Is 35,1-10

Que se alegren desierto y sequedal, que se regocije y florezca la estepa; que estalle en flores y se regocije, que lance gritos de júbilo. Le va a ser dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Podrá verse la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes. Decid a los de corazón inquieto: “¡Sed fuertes, no temáis! Mirad que llega vuestro Dios vengador, Dios que os trae la recompensa; él vendrá y os salvará.

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“CON MI DIOS ASALTO LA MURALLA”

“Fiado en ti, fuerzo el cerco,
con mi Dios asalto la muralla”
(Sal 17,30).

Nuestro Padre nos da la valentía de hacer grandes cosas con Él. No pocas veces se levantan “cercos y murallas” en el camino de seguimiento del Señor, que quieren desanimarnos: obstáculos que parecen insuperables, una dificultad tras otra, contrariedades y quizá incluso enemistades concretas.

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Unanimidad en Cristo

Rom 15,4-9

Todo cuanto fue escrito en el pasado se escribió para nuestra formación, para que, con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras, conservemos la esperanza. Y que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda compartir entre vosotros los mismos sentimientos, siguiendo a Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, acogeos mutuamente como os acogió Cristo para gloria de Dios. Pues afirmo que Cristo se puso al servicio de los circuncisos para manifestar que Dios es veraz, es decir, para dar cumplimiento a las promesas hechas a los patriarcas, y para que los gentiles alabasen a Dios por su misericordia, como dice la Escritura: “Por eso te bendeciré entre los gentiles y ensalzaré tu nombre.” 

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UN CORAZÓN ABIERTO

“Nada es imposible para mí, y cuando encuentro un corazón abierto, quiero entregarle todo” (Palabra interior).

Para nuestro Padre es un gran tesoro encontrar un corazón abierto. A éste puede concederle todo, sin retener nada de lo que ha dispuesto para él en su amor. Un corazón abierto es una gran alegría para Él.

Ciertamente lo hemos experimentado también a nivel humano, cuando nos encontramos con alguien que tiene el corazón abierto hacia nosotros. ¡Qué fácil resulta establecer una comunión fructífera con una persona tal!

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El encargo recibido

1Cor 9,16-19.22-23

Lectura correspondiente a la memoria de San Francisco Javier

Predicar el evangelio no es para mí ningún motivo de vanagloria, pues estoy bajo el deber de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el Evangelio! Si lo hiciera por propia iniciativa, ciertamente tendría derecho a una recompensa; y si lo hiciera forzado, al fin y al cabo es una misión que se me ha confiado.

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UN CORAZÓN SINCERO Y LA SABIDURÍA DE DIOS

“Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría”
(Sal 50,8).

El corazón sincero mencionado en el salmo se relaciona con la pureza del corazón, que puede llegar a ser muy profunda. Cuanto más avancemos en el proceso de purificación, tanto más percibiremos los movimientos de nuestro corazón, gracias a la luz del Espíritu Santo. Todo, aunque sea lo más mínimo, lo abriremos ante Dios, de manera que empiece a disolverse todo bloqueo interior hacia Él.

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