CUÁN DULCE ES VIVIR EN LA VERDAD 

“Vosotros, que estáis en la verdadera luz, decidles cuán dulce es vivir en la verdad” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Nuestro Padre tiene siempre en mente la salvación de todos los hombres, que están llamados a vivir de tal manera que se cumpla a plenitud el sentido de su existencia y experimenten “cuán dulce es vivir en la verdad”. Por eso, no es de sorprender que nuestro Padre anime a los suyos a transmitir la verdad a los demás, especialmente a aquellos que aún están atrapados en las tinieblas.

Ser llenada por el resplandor y la belleza de la verdad del Señor es lo que ansía el alma del hombre. Dios mismo sembró en el corazón de cada persona el anhelo de Él. Aunque ella no lo note conscientemente, en el fondo busca la verdad.

Nuestro Padre sabe muy bien cuán alejados de la verdad viven a menudo los hombres y conoce cuántos errores, oscuridades y endurecimientos han penetrado en sus vidas.

En todo el Mensaje del Padre a la Madre Eugenia nos encontramos con su gran ternura. Una y otra vez nos declara cuánto nos ama, como si nosotros, los hombres, lo habríamos olvidado por completo y Él tendría que recordárnoslo sin cesar para que no se borre de nuestra memoria. Para nuestro Padre no hay nada más importante que hacernos comprender esta realidad, para que despierte en nosotros aquella confianza que hace parte de una verdadera relación con Dios.

Nuestro Padre nos pide que demos testimonio de la dulzura de la verdad, que la llevemos a las personas con nuestra vida y con nuestras palabras, que dejemos traslucir la riqueza de la fe… Las personas deben ser atraídas por el resplandor de la verdad, para que su profundo anhelo despierte. La verdad los hará libres (Jn 8,32) y ahuyentará el error.

Este es un gran deseo de nuestro Padre, y nosotros podemos poner de nuestra parte para que se cumpla.