“NI LA TINIEBLA ES OSCURA PARA TI”

“Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha”
(Sal 138,8-10).

Junto con el salmista, alabamos la omnipresencia de nuestro Padre, ante quien nada está escondido y de quien está lleno todo el orbe de la tierra.

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La lucha contra el demonio (Parte II)

“Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe.” (1Pe 5,8-9)

La comparación con un león rugiente nos deja en claro que, en el combate espiritual, nos enfrentamos a un terrible enemigo. Éste está dispuesto a todo y acecha cuidadosa y agresivamente a su víctima. Para colmo de males, este rival no se atiene de ningún modo a las “reglas de caballería”.

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