Antes de que llegue la hora de su Pasión, Jesús se dirige al Padre y le dice: “Yo te glorifiqué en la tierra habiendo terminado la obra que me diste que hiciera.” (Jn 17,4).
Jesús actúa en Nombre del Padre Celestial y nos muestra así hasta qué punto Él se preocupa por nuestra salvación, entregándonos su amor hasta el extremo: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único” (Jn 3,16). ¡Esta es la gran obra de la Redención!