“Dios no dice: ‘Dame un corazón como el de los ángeles’; sino: ‘Regálame tu corazón.’ Lo que Él quiere es tu propio corazón; entrégaselo tal como es. Él no pide más que lo que somos y tenemos” (San Francisco de Sales).
Nuestro actual compañero de camino nos dirige hoy una frase reconfortante, invitándonos a acercarnos a nuestro Padre tal como somos. No hace falta que nos humillemos de una forma artificial ni que nos presentemos como grandes campeones religiosos. Podemos y debemos acudir a Él como somos en verdad y regalarle nuestro corazón. A través de la guía del Espíritu Santo y con nuestra cooperación, el Padre se encargará de convertirlo en un corazón semejante al suyo.