“PERMANECED EN MI AMOR” 

“Como el Padre me amó, así os he amado yo. Permaneced en mi amor” (Jn 15,9).

El Señor Jesús nos muestra aquí la jerarquía correcta del amor. Éste procede del Padre y se nos ofrece en su Hijo:“Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito” (Jn 3,16).

Nuestro Redentor quiere revelarnos este amor e introducirnos en él. En este amor está nuestro verdadero hogar, que perdimos a consecuencia de la caída en el pecado, a tal punto que algunas personas ni siquiera conocen a Dios. Ciertamente nuestro Padre sigue amándolas, pues Él jamás cesa de amar a sus criaturas y de invitarlas a vivir como hijos suyos; pero ellas mismas desconocen este amor, que es la razón de su existencia.

Con cada palabra que Jesús nos dirige y con cada una de sus obras Él quiere mostrarnos su amor y el amor de nuestro Padre. Si lo entendemos más a profundidad, llegaremos a conocer aún mejor el Corazón de nuestro Salvador y sabremos que Jesús lo ha hecho todo para conducirnos de regreso a nuestra patria eterna, a nuestro hogar. Él mismo es el Camino hacia allá (Jn 14,6).

Así, Jesús nos invita a permanecer en este amor, a interiorizarlo, a adorarlo, a realizar las obras que se derivan de él, a guardar sus mandamientos, a alimentarlo a través de su Palabra y los sacramentos.

Entretanto, mientras no hayamos llegado aún a nuestro hogar eterno y estemos para siempre firmes en este amor sin vacilar jamás, hemos de cultivar día a día el amor que Jesús nos revela y permanecer en Él por la gracia de Dios. Entonces creceremos en el amor y cada día nos prepararemos para la eternidad.