“NO TE APOYES EN TU PROPIA INTELIGENCIA” 

“Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia” (Prov 3,5).

¡Cuán fácilmente tendemos a buscar nuestra seguridad en nosotros mismos o en las cosas pasajeras! Sobre todo si tenemos dotes intelectuales, creemos que podemos superarlo todo con la inteligencia humana. No obstante, precisamente esto es una gran necedad.

En efecto, las dimensiones más profundas de la existencia no pueden ser captadas por la inteligencia humana. Por eso, la verdadera sabiduría e inteligencia consiste en no apoyarse en ella, sino atribuirle únicamente el ámbito que le compete y en el que puede desplegar su valor.

Confiar en el Señor de todo corazón es otra cosa. Por eso, los Proverbios en la Sagrada Escritura nos exhortan una y otra vez a apoyarnos totalmente en Dios. Para dar este paso, la inteligencia supravalorada puede incluso ser un obstáculo, porque no quiere abandonar la supuesta seguridad que nos ofrece.

Pero si renunciamos a este suelo inseguro de nuestro propio “yo” y nos entregamos con toda nuestra existencia al Padre, apoyándonos sólo en Él, entonces nos adentramos en la luz brillante de la sabiduría.

Nos percatamos así de la amorosa realidad que nos rodea. Nuestro “yo” disminuye; mientras que el “Tú” de Dios crece. Y en la medida en que este “Tú” crezca en nuestra vida, ésta se vuelve más abundante, más agraciada, más sobrenatural, más segura y más llena de amor.

Entonces el corazón habrá encontrado su sitio: le pertenece al Padre. En Él encuentra su hogar y permanece para siempre.