El largo camino hasta Belén (Parte VI): «Está cerca el Nacimiento del Señor»

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“Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, para rescatar a los que se hallaban sometidos a ella y para que recibiéramos la condición de hijos.” (Gal 4,4-5)

El ángel Gabriel se le apareció a la Virgen María en Nazaret, y fue ésta una hora decisiva en la historia de la salvación. En Su amor, Dios escogió de entre Su Pueblo a la persona a la cual le encomendaría a Su propio Hijo. Era una mujer que, como sabemos con toda certeza gracias al dogma de la Iglesia Católica, fue preservada del pecado original.

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El largo camino hasta Belén (Parte V): «La luz en las profecías: Belén se acerca»

La tragedia de experimentar el propio pecado; las deficiencias de la vida; el anhelo de plenitud, el anhelo de una vida tal como Dios la dispuso para nosotros; en fin, el anhelo de Dios mismo… Todo esto lo mantienen vivo los profetas. ¡Aquél que ha de salvar a Israel y a los pueblos vendrá!

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El largo camino hasta Belén (Parte IV): «Jueces, reyes y profetas»

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Todo sería tan sencillo si los hombres se sometiesen al amoroso gobierno de Dios, se dejasen llenar por Su Espíritu y, en esta relación de amor con Dios y los unos con los otros, llevasen una vida plena y santa.

¿Es eso un sueño? ¿Es simplemente un deseo que habita en nuestra fantasía, porque queremer evadir una realidad que a menudo se muestra tan distinta? ¿Es una mera ilusión?

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El largo camino hasta Belén (Parte III): «Abraham e Israel»

«Abraham se mostró digno de la Alianza.»

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El amor de Dios encuentra a aquellos que no cierran su corazón. No todos le dan la espalda; no todos viven indiferentes en el paso de su vida terrena; no todos permanecen en el letargo ni mantienen sus oídos cerrados al llamado de Dios. ¡También hay fieles!

Dios encuentra a Abraham, el padre de los creyentes (cf. Rom 4,1-3).

“Yahvé dijo a Abrán: ‘Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra’.” (Gen 12,1-3)

“Estableceré mi alianza entre nosotros dos, y también con tu descendencia, de generación en generación: una alianza eterna, de ser yo tu Dios y el de tu posteridad.” (Gen 17,7)

Y Abraham se mostró digno de la alianza. Su amor a Dios fue puesto a prueba (cf. Gen 22,1-12), y en Abraham empieza a brillar la luz de Aquél que había de nacer en Belén y que fue designado por Dios como Señor de todos los pueblos.

Abraham se convierte en amigo de Dios (cf. 2Cro 20,7; Is 41,8; St 2,23), y lucha para que la pecadora ciudad de Sodoma no sea destruida (cf. Gen 18,20-33); así como mucho después el Mesías querrá salvar a todo el género humano pecador.

De la descendencia de Abraham surge el Pueblo de Israel con sus doce tribus.

Dios recorre Su camino con Israel y prepara la Venida de Su Hijo. Es un largo camino, que atraviesa el desierto; es la historia de la fidelidad de Dios y la frecuente apostasía de Su Pueblo. ¡Es una verdadera historia de amor! Es el constante cortejo del Esposo divino a Su Esposa. Él quiere guiarla a casa y hacerla partícipe de Su plenitud; pero ella no entiende realmente este amor. A menudo vuelve su corazón a otros dioses; pero la fidelidad del Señor permanece intacta:

“Por eso voy a seducirla: voy a llevarla al desierto y le hablaré al corazón. Aquel día –oráculo de Yahvé– ella me llamará “Marido mío”; ya no me llamará “Baal mío”. Aquel día sellaré un pacto en su favor con las bestias del campo, las aves del cielo y los reptiles del suelo; quebraré y alejaré de esta tierra el arco, la espada y la guerra, y los haré reposar en seguro. Te haré mi esposa para siempre; te desposaré en justicia y en derecho, en amor y en compasión.” (Os 2,16.18.20-21)

Es esta fidelidad de Dios la que supera con creces nuestra infidelidad (cf. 2Tim 2,13). ¡Su amor es más grande que el pecado y la debilidad! En el Corazón de Dios, jamás se extingue el amor a Su Pueblo. ¡He aquí nuestra verdadera dicha!

Y este amor lo lleva a Belén…

El largo camino hasta Belén (Parte II): «Dios busca al hombre»

El Corazón de Dios busca al hombre, que, cayendo en la seducción de los poderes de la oscuridad, se apartó de Él. Como Jesús nos hace entender a través de la parábola del hijo pródigo, Dios está siempre a la espera, aguardando nuestro retorno.

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El largo camino hasta Belén (Parte I): «Dios nos ama desde la eternidad»

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Como había anunciado en la meditación de ayer, en este Tiempo de Adviento las meditaciones diarias en los días de la semana han de servir primordialmente para profundizar la conferencia del Domingo, que está subida en el canal de YouTube en inglés con traducción al español:

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Preparación en el Tiempo de Adviento

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La meditación de hoy será como un preámbulo a nuestro propósito para este Tiempo de Adviento. En estas semanas, en que nos preparamos para la Fiesta de la Natividad del Señor, las meditaciones diarias estarán vinculadas a las cuatro conferencias que publicaremos cada uno de los domingos de Adviento en el canal de YouTube “Elijerusalem” (https://www.youtube.com/channel/UCl-gQ2X45ZgU96o15SUYLbQ).  Así, en el transcurso de la semana iremos reflexionando y profundizando más en el tema tratado el domingo, de modo que juntos recorreremos un camino a lo largo del Tiempo de Adviento hasta llegar a la Navidad.

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No adorar a la Bestia

«Dominó al Dragón, la serpiente antigua –que es el diablo y Satanás– y lo encadenó por mil años.»

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Ap 20,1-4.11-15; 21,1-2

Yo, Juan, vi a un ángel que bajaba del cielo, llevando en su mano la llave del abismo y una gran cadena. Dominó al Dragón, la serpiente antigua –que es el diablo y Satanás– y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y selló el lugar. Así no volverá a seducir a las naciones, hasta que se cumplan los mil años. Después tendrá que ser soltado por un poco de tiempo.

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La confianza en Dios

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El día 7 de cada mes lo dedicaremos a una meditación sobre Dios Padre, y tomaremos un pasaje del “Mensaje de Dios Padre” a Sor Eugenia Ravasio; una revelación privada aprobada por la Iglesia. En dicho Mensaje, el Padre Celestial expresa el deseo de que la Iglesia instaure una Fiesta litúrgica en Su honor, y propone que se la celebre el 7 de agosto. Es por eso que escogemos el día 7 de cada mes para ahondar en este valioso Mensaje.

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La humildad: preciosa flor en el jardín de Dios

«Yo, prisionero por el Señor, os exhorto a que viváis de una manera digna de la llamada que habéis recibido»

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Ef 4,1-6

Yo, prisionero por el Señor, os exhorto a que viváis de una manera digna de la llamada que habéis recibido: con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Pues uno solo es el cuerpo y uno solo el Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos. leer más