MEDITACIONES DE NAVIDAD (8/8): La Madre De Dios

Si, al iniciar el año, ponemos nuestra mirada en la Madre del Señor, tal como la Iglesia nos insta a hacerlo, entonces todo se esclarece, a pesar de las nubes oscuras que actualmente se ciernen sobre el mundo.

Todo se esclarece, porque Tú, oh María, fuiste elegida como hija del género humano. Tú no solamente diste a luz al Hijo de Dios; sino que también lo seguiste como discípula. Así, el Señor te incluyó de forma especial en el plan de la salvación. Esto nos da esperanza, porque nuestro Padre, que te confió a su Unigénito, te convirtió también en Madre de la humanidad redimida.

Por eso, al finalizar la Octava de Navidad y al iniciar el  nuevo año, nos dirigimos a Ti, oh Madre de este Amado Niño, y ponemos en tu corazón a todos los hombres.

Cuando fracasan todos nuestros esfuerzos por llevar a las personas a Jesús; cuando los corazones parecen obstinados y endurecidos; cuando las mentes están como enceguecidas, confiamos a tu intercesión especialmente a aquellos por quienes luchamos. Tú conoces caminos para llegar a los corazones de los hombres, que nosotros desconocemos.

Pero, amada Madre, no son sólo ciertas almas en particular las que están en peligro; sino que “la oscuridad cubre la tierra y espesa nube a los pueblos” (Is 60,2). Parecería que el príncipe de las tinieblas quiere someter a todos los pueblos, prometiéndoles a los hombres un paraíso artificial y usurpándoles su libertad. Pero sólo conseguirá victorias pírricas, porque Tu Amado Hijo vino al mundo a destruir las obras del diablo (1Jn 3,8), y efectivamente lo hizo.

Y tú, amada Madre, fuiste llamada a aplastar la cabeza de la serpiente (Gen 3,15)… ¡y así sucede!

Suplícale a tu Hijo que muchas personas se conviertan en este año; alcánzanos una Iglesia que arda por la salvación de las almas; intercede para que los poderosos sean derribados de sus tronos (cf. Lc 1,52), de manera que la oscuridad anticristiana sea ahuyentada y llegue un tiempo de consolación (cf. Hch 3,20).

Descargar PDF

MEDITACIONES DE NAVIDAD (7/8): Tu luz ahuyentará las tinieblas

Amado Niño, ya casi hemos llegado al final de estas meditaciones de Navidad, y también el año está a punto de culminar.

Amado Señor, ha sido un año tan extraño e incluso absurdo para muchas personas… ¿A quién podrán dirigirse si no a Ti, que incluso en tiempos tan confusos estás presente, y quizá de forma especial cuando ves la necesidad y angustia de las personas?

leer más

MEDITACIONES DE NAVIDAD (6/8): Nada podrá separarnos de Tu amor

Apenas habías llegado al mundo, oh Divino Niño, cuando Tus padres tuvieron que huir contigo a Egipto. Es admirable la obediencia de Tu padre adoptivo, San José, al partir de inmediato en cuanto hubo recibido esta orden en un sueño (Mt 2,13-14).

El esfuerzo, las fatigas y adversidades, el sufrimiento y la muerte caracterizan este mundo como consecuencia del pecado, y estaríamos para siempre perdidos si no fuera porque Tú viniste a nosotros y nos trajiste la luz de la esperanza.

leer más

MEDITACIONES DE NAVIDAD (5/8): Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu Pueblo Israel

Como judíos fieles a la Ley del Señor, a los ocho días de Tu Nacimiento Tus padres te circuncidaron y te pusieron el nombre de Jesús, el Salvador (Lc 2,21).

Cuando, cuarenta días después, te llevaron al Templo para presentarte al Señor, te encontraste con Simeón, uno de los fieles de Tu Pueblo (Lc 2,22-25). El Espíritu Santo le había revelado que no moriría antes de haberte visto. ¡Y así sucedió! Lleno del Espíritu Santo y tomándote en Sus brazos, pronunció sobre Ti aquellas inolvidables palabras:

leer más

MEDITACIONES DE NAVIDAD (4/8): No has venido a un paraíso

Amado Niño, podríamos exultar de gozo sin cesar, especialmente cuando miramos a Tu incomparable Madre y a San José…

¡Qué calidez rodea a la Sagrada Familia! Con su humanidad, impregnada por el Espíritu de Dios, santifica al núcleo de la sociedad humana: la familia.

¿Cómo se habrán sentido María y José, teniéndote entre ellos y comprendiendo quién es Aquél que les había sido encomendado?

leer más

MEDITACIONES DE NAVIDAD (3/8): Mi corazón quiero entregarte

Tú quisiste escoger personas sencillas: eran pastores (Lc 2,8-20). Tú, Amado Niño, amas la sencillez. En un corazón sencillo Tú puedes entrar más fácilmente.

Y Tú también nos haces sencillos. No hace falta saberlo todo de inmediato. Más importante es dejar arder Tu amor en nosotros y apresurarnos como los pastores a transmitir la Buena Nueva.

leer más