Dar testimonio de Dios siempre

Dt 4,1.5-9

Moisés habló al pueblo, diciendo: “Ahora, Israel, escucha los preceptos y las normas que yo os enseño, para que las pongáis en práctica, a fin de que viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que os da Yahvé, Dios de vuestros padres. Mirad: como Yahvé mi Dios me ha mandado, yo os enseño preceptos y normas, para que los pongáis en práctica en la tierra en la que vais a entrar para tomar posesión de ella.

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Los profetas no lo tienen fácil

Lc 4,24-30 

Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga: “En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y hubo gran hambre en todo el país; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio.”

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La fuente y el depósito de la fuente

Como lo he mencionado en ocasiones anteriores, el día 7 de cada mes estará dedicado a una meditación sobre el “Mensaje del Padre” a Sor Eugenia Ravasio; una revelación privada que ha sido aprobada por la Iglesia, y que una y otra vez recomiendo encarecidamente. En el mes de febrero, lamentablemente se me pasó por alto, pero lo recuperaré en otro momento del año.

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El amor de un padre

Lc 15,1-3.11-32

En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban: “Éste acoge a los pecadores y come con ellos.” Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo al padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.’ Y el padre les repartió la hacienda.

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Jesús es la piedra angular

Mt 21,33-43.45-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchad otra parábola. Había un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.

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Retorcido es nuestro corazón

Jer 17,5-10

Esto dice el Señor: “Maldito quien confía en el hombre, y busca el apoyo de las criaturas, apartando su corazón del Señor. Será como cardo en la estepa, que nunca recibe la lluvia; habitará en un árido desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces; no teme la llegada del estío, su follaje siempre está verde; en año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto.

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Lecciones del Señor

Mt 20,17-28

En aquel tiempo, cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce y les dijo por el camino: “Ya veis que subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos, para burlarse de él, azotarle y crucificarlo. Y al tercer día resucitará.”

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