Vida y muerte para la glorificación de Dios

Jn 12,20-33

Entre los que habían subido a adorar en la fiesta había algunos griegos. Éstos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: “Señor, queremos ver a Jesús.” Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a comunicárselo a Jesús. Jesús les respondió: “Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, allí queda, él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; pero el que aborrece su vida en este mundo la guardará para una vida eterna.

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