Alcanzar la sabiduría

San Benito Abad

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Pr 2,1-9

Lectura correspondiente a la memoria de San Benito Abad

Hijo mío, si aceptas mis palabras y retienes mis mandatos, prestando atención a la sabiduría y abriendo tu mente a la prudencia; si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia; si la buscas como al dinero y la rastreas como a un tesoro, entonces comprenderás el temor de Yahvé y encontrarás el conocimiento de Dios. Porque es Yahvé quien da la sabiduría y de su boca brotan el saber y la prudencia. Él concede el éxito a los hombres rectos, es escudo para quienes proceden sin tacha, vigila las sendas del derecho y guarda el camino de sus fieles. Entonces comprenderás la justicia, el derecho y la rectitud, y todos los caminos del bien. leer más

La vida floreciente

El primer paso en la conversión es reconocer la propia culpa…

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Os 14,2-10

Así dice el Señor: «Vuelve, Israel, a Yahvé tu Dios, pues tus culpas te han hecho caer. Preparaos unas palabras, y volved a Yahvé. Decidle: “Quita toda culpa; acepta lo bueno; y en vez de novillos, ofrecemos nuestros labios. Asiria no nos salvará, no montaremos a caballo, y no diremos más ‘Dios nuestro’ a la obra de nuestras manos, oh tú, que te apiadas del huérfano”. –Yo sanaré su infidelidad, los amaré sin que lo merezcan, pues mi cólera se ha apartado de él.

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El rechazo del evangelio y sus consecuencias

«La gracia que reciben los pueblos al serles anunciado el evangelio»

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Mt 10,8-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios.  Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos si hay en él alguna persona digna, y quedaos allí hasta que salgáis.

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En Dios nuestro corazón está «en casa»

«Israel era Vid frondosa, acumulaba frutos…»

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Os 10,1-3.7-8.12

Israel era Vid frondosa, acumulaba frutos: cuanto más fruto producía, más multiplicaba los altares; cuanto mejor era su tierra, mejores estelas construía. Su corazón está dividido, pero ahora lo van a pagar; él romperá sus altares, demolerá sus estelas. Entonces dirán: “No tenemos rey, porque no hemos temido a Yahvé, y el rey, ¿qué nos podría hacer?”

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Dios permanece fiel a Sí mismo

 

«Con su plata y oro se han fabricado ídolos, para su perdición.»

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Os 8,4-7.11-13

Así dice el Señor: “Han entronizado reyes en Israel sin contar conmigo; han nombrado príncipes sin mi conocimiento. Con su plata y oro se han fabricado ídolos, para su perdición. ¡Rechaza tu becerro, Samaría! Mi cólera está ardiendo contra ellos: ¿hasta cuándo no podrán purificarse? ¡Es obra de Israel!, pues lo ha fabricado un artesano, y eso no puede ser Dios. Así que quedará hecho trizas el becerro de Samaría.

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El amor de Dios nos corteja

«Yo te desposaré para siempre, te desposaré a precio de justicia y derecho, en el amor y la misericordia»

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Os 2,16.17b-18.21-22

Así habla el Señor: “Yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón. Allí, ella responderá como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto. Aquel día -oráculo del Señor- tú me llamarás: ‘Mi esposo’ y ya no me llamarás: ‘Mi Baal’. 

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El yugo de Jesús

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.»

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Mt 11,25-30

En aquella ocasión Jesús declaró: “Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo quiera revelarlo. Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas: porque mi yugo es suave y mi carga es ligera.”

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Las maravillosas promesas de Dios

«¡Podemos estar seguros de que, después de las tinieblas, vendrá la luz; después de la noche, el día; después de la tristeza, la alegría!»

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Am 9,11-15

Aquel día levantaré la cabaña ruinosa de David; repararé sus brechas, restauraré sus ruinas; la reconstruiré para que quede como en los días de antaño, para que lleguen a poseer lo que queda de Edom y todas las naciones sobre las que se invocó mi nombre, oráculo de Yahvé, el que hace esto.

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Creer sin ver

“Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.”

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Jn 20,24-29

Evangelio correspondiente a la Fiesta del Apóstol Tomás

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le dijeron: “Hemos visto al Señor.” Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de sus clavos y mi mano en su costado, no creeré.”

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Respetar la autoridad de Dios

El rey Jeroboam

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Am 7,10-17

El sacerdote de Betel, Amasías, mandó decir a Jeroboam, rey de Israel: “Amós conspira contra ti en medio de la casa de Israel; ya no puede la tierra soportar todas sus palabras. Porque Amós anda diciendo: ‘A espada morirá Jeroboam, e Israel será deportado de su suelo.’” Y Amasías dijo a Amós: “Vete, vidente; huye a la tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. Pero en Betel no has de seguir profetizando, porque es el santuario del rey y la Casa del reino.”

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