1Re 11,4-13
Siendo ya anciano, las mujeres de Salomón desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no perteneció por entero a Yahvé su Dios, como el corazón de David, su padre. Salomón marchaba tras Astarté, diosa de los sidonios, y tras Milcón, abominación de los amonitas. Salomón hizo lo que Yahvé reprobaba, y no se mantuvo del todo al lado de Yahvé, como David su padre. Por entonces Salomón edificó un altar a Camós, abominación de Moab, sobre el monte que está frente a Jerusalén, y a Milcón, abominación de los amonitas. Lo mismo hizo con todas sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y sacrificaban a sus dioses.
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