“UN CORAZÓN SENSIBLE”

“Vuestro corazón es sensible como el mío, y el mío como el vuestro” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio). 

Una vez más, nuestro Padre nos hace comprender cómo es su Corazón al recordarnos cómo es el nuestro, que fue creado a imagen y semejanza del suyo. Si nuestro corazón no está completamente embotado y frío, sabemos bien cómo reaccionamos ante el amor verdadero, ante las injusticias, etc…

En otro pasaje del Mensaje a la Madre Eugenia, nuestro Padre expresa su deseo de vivir en una atenta relación de amor con nosotros. Precisamente esta gran cercanía a la que Él nos llama y la infinita abundancia de su gracia, deberían invitarnos a acercarnos a Dios tanto con profunda reverencia, como con amorosa delicadeza.

El Señor quiere darnos a entender que entre Él y nosotros debe existir un consenso natural, una relación verdaderamente familiar, que va mucho más allá de los lazos de la sangre, por buenos que éstos sean. Una y otra vez, y de diversos modos, Dios nos ofrece esta cercanía y nos expresa su invitación de tal manera que podamos entenderla.

Así, vamos comprendiendo cada vez mejor que hemos sido creados a su imagen, y que todo lo bueno y maravilloso que nos ha sido confiado procede de él: un corazón capaz de amar, un entendimiento que aprende a captar la realidad visible, el don de la fe, que nos abre el camino para comprender a Dios…

¡Qué invitación tan delicada se desprende para nosotros de estas palabras del Mensaje del Padre! El Dios inmenso, santo e infinito nos ama de verdad y pide nuestra respuesta. En realidad, deberíamos ser capaces de entenderlo a partir de nuestra propia experiencia. Cuando lo acojamos, todo será luz y nuestro Padre nos dará su tierna cercanía.