Hoy se celebra la memoria del beato Enrique Suso, que quizá sea menos conocido en la Iglesia Universal que en los países de habla alemana. Él es un maestro espiritual confiable, y sabemos cuán necesitados estamos en estos tiempos de maestros espirituales, que por desgracia escasean cada vez más.
La verdadera unidad
1Cor 1,10-13.17
Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo os exhorto a que os pongáis de acuerdo: que no haya divisiones entre vosotros y viváis en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir. Porque los de la familia de Cloe me han contado que hay discordias entre vosotros.
SANTA INÉS – Parte IV: «Fiel hasta la muerte»
SANTA INÉS – Parte III: «Intacta en su pureza»
SANTA INÉS – Parte II: «Firme en la tribulación»
SANTA INÉS – Parte I: «Esposa de Cristo»
Hacer el bien con perseverancia
Hb 6,10-20
Hermanos: Dios no es tan injusto que se olvide de vuestras obras y del amor que habéis mostrado en su nombre, de los servicios que habéis prestado y seguís prestando a los santos. Deseamos, no obstante, que cada uno de vosotros siga manifestando hasta el fin la misma diligencia, para que se realice plenamente la esperanza.
Aprender a obedecer en el sufrimiento
Hb 5,1-10
Todo sumo sacerdote está tomado de entre los hombres y constituido en favor de la gente en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Es capaz de comprender a ignorantes y extraviados, porque también él se halla envuelto en flaqueza; y, a causa de la misma, debe ofrecer por sus propios pecados lo mismo que por los del pueblo.
La luz de las naciones
Is 49, 3.5-6
El Señor me dijo: “Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré”. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza.
Amor y verdad
Mc 2,13-17
Jesús se fue otra vez a la orilla del mar. Y toda la muchedumbre iba hacia él, y él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: “Sígueme.” Él se levantó y le siguió. Ya en su casa, estando a la mesa, se sentaron con Jesús y sus discípulos muchos publicanos y pecadores, porque eran muchos los que le seguían.