ITINERARIO CUARESMAL | Día 8: «La conversión de Nínive”

Siguiendo el leccionario del Novus Ordo, la lectura de hoy nos relata la historia de Jonás y la ciudad de Nínive (Jon 3,1-10). Sus habitantes se convirtieron y, en consecuencia, fueron exonerados del castigo que les hubiera sobrevenido.

Tomémonos muy en serio este pasaje de la Sagrada Escritura durante nuestro itinerario cuaresmal, y tratemos de actualizarlo.

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 7: “La Palabra de Dios es nuestra lumbrera”

Tanto en el Rito Tradicional como en el Novus Ordo se proclama hoy en la lectura este pasaje del Profeta Isaías sobre la Palabra de Dios:

“Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador
y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo”
(Is 55,10-11).

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 6: “Pastores para las ovejas”

La lectura que hoy se lee en la Misa Tradicional (Ez 34,11-16) va precedida por la acusación del Señor contra los pastores de Israel: “Las ovejas se han dispersado, por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las fieras del campo” (v. 5). No quedaban pastores que se ocupasen del rebaño. Aquellos que habían sido designados, sólo se apacentaron a sí mismos (v. 8).

En este contexto, el Señor dice en la lectura de hoy:

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 5: “Rechazar al diablo”

Entre las diversas adversidades y ataques que enfrentamos en nuestro caminar, conviene que, en este santo itinerario, tengamos específicamente en consideración las acechanzas del demonio. El evangelio de hoy nos las describe al relatarnos las tentaciones de Jesús en el desierto (Mt 4,1-11).

Él procede sistemáticamente al seducir al hombre. Se vale de la inteligencia que Dios le ha dado para engañar al hombre y hacerlo dependiente de él.

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 4: “Serenidad en la adversidad”

Marcados con la cruz de ceniza, avanzamos en este santo itinerario cuaresmal hacia una conversión más profunda. Con el ayuno proveemos buena leña para el fuego del amor y en todo mantenemos la mirada fija en Dios, sin buscar las alabanzas de los hombres.

Como los discípulos, estamos de camino con el Señor, y en esta travesía también puede haber vientos contrarios e incluso tormentas, como nos relata el evangelio de hoy en la Misa Tradicional (Mc 6,47-56). Pero el Señor no nos deja solos y siempre intervendrá en nuestro favor precisamente cuando creamos que la barca se hunde y estemos indefensos ante las tormentas (Mt 8,23-26). En estas condiciones, el Señor exhortó a los discípulos a creer y confiar en Él. Y entonces calmó la tempestad.

He aquí una importante lección para nosotros…

Por más que nos gustaría que la barca de nuestra vida se deslizara serena y apaciblemente, no siempre puede ser así en este mundo. Por ello, tenemos que aprender a afrontar las circunstancias adversas confiando en el Señor, y considerarlas además como una escuela a través de la cual Él nos forma. Si queremos crecer en la fe –y es necesario que lo hagamos, para no quedarnos como “enanos en la fe”– entonces no podemos contentarnos con tomar sólo “leche”, como dice acertadamente San Pablo (1Cor 3,2), sino que necesitamos también alimento sólido. Las luchas y adversidades que hemos de afrontar, volviéndonos capaces de cargar las cruces, son alimento sólido.

A medida que crezca nuestra fe, iremos adquiriendo más valentía y fortaleza en nuestro camino, de las que tendremos cada vez más necesidad. Entonces, las dificultades que se acumulan se nos convierten en pruebas que hemos de superar en el Señor. Como valioso fruto, la fe se arraiga más profundamente en nuestra alma y van desapareciendo el miedo y la ansiedad.

Las adversidades pueden venir de dentro o de fuera, y debemos estar preparados para ellas. Esto no significa, de ningún modo, que tengamos que saber todo lo que podría sobrevenirnos y que nuestra fantasía se imagine muchos escenarios para inquietarnos.

La preparación adecuada para las adversidades de todo tipo es profundizar a diario nuestra fe. San Pablo nos exhorta a embrazar el escudo de la fe, para poder apagar los encendidos dardos del maligno (Ef 6,16). Él considera a aquellos que siguen al Señor también como guerreros, que deben revestirse con la armadura de Dios para ofrecer resistencia a los enemigos invisibles: los demonios.

A medida que aumenta nuestra fe y superamos las pruebas en los combates inevitables, crece también la verdadera serenidad. Sabemos y experimentamos que el Señor está siempre con nosotros y nunca nos abandona, que nos da todo lo que necesitamos para mantenernos firmes en los enfrentamientos. Y si salimos derrotados, Él nos vuelve a levantar.

La verdadera serenidad brota de la confianza en la presencia del Señor y de la certeza de que Él revertirá todo en bien. Esta convicción nos da la seguridad en el santo itinerario que hemos comenzado. Sin embargo, nuestra atención no ha de centrarse en las luchas y dificultades que puedan sobrevenirnos, sino en el Señor mismo.

¿Cómo podemos, pues, crecer en la fe?

Podemos empezar cuando apenas nos levantamos por la mañana y le pedimos al Señor la gracia del día que comienza. Como los discípulos le suplicamos: “Aumenta nuestra fe” (Lc 17,5), y luego le presentamos esta intención en nuestras prácticas religiosas. ¡Él nos escuchará!

Luego tenemos que estar atentos al transcurso del día, ya sea lo habitual que se nos presenta siempre, como también lo inesperado que puede aparecer. Debemos intentar permanecer siempre en un diálogo interior con Dios y mirar desde su perspectiva los acontecimientos del día. De esta manera, irá cambiando cada vez más nuestra visión de la vida. Ya no será simplemente una serie de diversos acontecimientos y obligaciones que tenemos que afrontar; sino que el día de hoy es exactamente la oportunidad que el Señor nos ofrece para crecer en la fe, en la esperanza y en el amor.

“¡Éste es el día que hizo el Señor!” (Sal 117,24).

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Meditación sobre la lectura del día: http://es.elijamission.net/2022/03/05/

Meditación sobre el evangelio del día: http://es.elijamission.net/junto-a-jesus-buscar-a-los-pecadores/

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 3: “Hacerlo todo con la mirada puesta en el Señor”

El evangelio que hoy nos propone el leccionario de la Misa Tradicional nos ofrece importantes advertencias para nuestro santo itinerario hacia la Fiesta de la Resurrección.

Habiéndonos puesto en marcha, marcados con la cruz de ceniza, decididos a profundizar nuestra conversión e integrar el ayuno como una ayuda importante en el camino espiritual, el Señor nos advierte hoy en el evangelio de una inclinación que debemos superar con su ayuda:

“Guardaos de practicar vuestra justicia delante de los hombres para que os vean; de otro modo no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 6,1).

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 2: “Leña para el fuego del amor”

El santo itinerario de la Cuaresma también incluye –siempre que sea posible– el ayuno corporal y la renuncia a ciertas cosas.

Con ello, nos ejercitamos en una ascesis provechosa para la vida espiritual. Si se la practica de forma apropiada, se hacen realidad las palabras de uno de los Prefacios cuaresmales:

“Porque con el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos das fuerza y recompensa, por Cristo, Señor nuestro.”

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 1: “El llamado a la conversión”

Hoy inicia el itinerario de los 40 días, que nos llama a prepararnos para la celebración de la mayor fiesta en la Iglesia: la victoriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Llenos de alegría exclamaremos: “¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde, infierno, tu aguijón?” (1Cor 15,55). ¡El Señor ha resucitado de entre los muertos!

Es muy importante asimilar la gracia de este tiempo litúrgico, para que sea un verdadero camino que recorrer hasta la Pascua. Llamémoslo el “santo itinerario de la Cuaresma”.

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¿Cómo lidiar con las pruebas?

Sir 2,1-11 

Hijo, si te acercas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, mantente firme, y no te angusties en tiempo de adversidad. Adhiérete a él, no te separes, para que seas exaltado en tu final. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y sé paciente en las humillaciones. Porque el oro se purifica en el fuego, y los que agradan a Dios en el horno de la humillación.

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Sabiduría, inteligencia prudente

Sir 1,1-10

Toda sabiduría viene del Señor y está con él por siempre. La arena de los mares, las gotas de la lluvia y los días del mundo, ¿quién los contará? La altura de los cielos, la anchura de la tierra y la profundidad del abismo, ¿quién las escrutará? ¿Quién ha escrutado la sabiduría de Dios, que es anterior a todo? Antes que todo fue creada la sabiduría, y la inteligencia prudente desde la eternidad.

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