“HAS COMPROBADO QUE MI CORAZÓN ESTÁ CONTIGO”

“Tú, Señor, me conoces y me ves; has comprobado que mi corazón está contigo” (Jer 12,3).

¡Dichoso el hombre que pueda unirse a las palabras de Jeremías! Muchas adversidades precedieron a esta declaración del profeta, pues Dios había puesto a prueba su fidelidad y, a través de muchas luchas, Jeremías supo resistir.

El Padre Celestial también pone a prueba nuestra fidelidad, y es una gracia especial que lo haga. Él quiere poder contar con nosotros en la “obra de amor” que nos ha encomendado. Podemos estar seguros de que Él siempre nos dará lo que necesitemos para “saltar el listón”. Así, con cada prueba superada nuestro corazón se anclará más profundamente en Él.

E incluso si hemos sido débiles y fallamos, nuestro Padre puede usar la derrota para nuestro bien, fortaleciendo nuestra humildad y gratitud hacia Él.

En este contexto, el sufrimiento adquiere un papel especial. Sobrellevarlo en Dios es un alto nivel en la escuela del amor, porque naturalmente todos preferimos evadir el sufrimiento. Pero si aceptamos la cruz, ésta nos hace crecer en el amor, y al cargarla con paciencia le demostramos al Señor este amor.

¡No tengamos miedo cuando Dios nos ponga a prueba!

La intención de nuestro Padre no sólo es mostrarnos cuán débiles somos –aunque también ésta sea una lección muy importante para nuestro orgullo a menudo oculto–; sino que quiere que, en medio de las situaciones de sufrimiento, permanezcamos fieles a Él. Esto es lo que dará firmeza y perseverancia a nuestro corazón, y nos purificará profundamente, de tal manera que luego podamos resistir a las tentaciones de alejarnos de Dios aun en lo más mínimo. Entonces sabremos que sólo por su gracia supimos resistir, aunque también nosotros mismos hayamos puesto nuestro granito de arena para glorificar a Dios y fortalecer nuestro corazón.

Los tiempos de oscuridad en que nos encontramos son tiempo de prueba para los corazones. ¿Permaneceremos fieles al Señor y a nuestra fe?

Nuestro Padre nos equipa con todo lo necesario. Los que llevan mucho tiempo en el camino del Señor, necesitan alimento sólido para crecer. Así, los tiempos de oscuridad pueden convertirse en tiempos de prueba especial para los que aman a Dios, de modo que, junto al profeta Jeremías, puedan exclamar: “Tú, Señor (…), has comprobado que mi corazón está contigo.”