CONOCIENDO AL PADRE CELESTIAL (Parte I)

Conocer, honrar y amar al Padre…

En el Mensaje a la Madre Eugenia Ravasio, que ha desempeñado un papel esencial para que surgieran estos “3 minutos para Abbá”, el Padre nos invita repetidas veces a conocerle, honrarle y amarle. Si lo hacemos, Él podrá concedernos cada vez más todo aquello que nos tiene preparado.

Para honrar y amar a nuestro Padre como Él lo merece, es necesario que  primero lo conozcamos más profundamente aún. En primera instancia, hemos de captar mejor su amor y su bondad. Para ello, será provechoso que una y otra vez cobremos consciencia de cómo Él se ocupa amorosamente de nuestra vida, tanto de la natural como de la sobrenatural. Hemos de interiorizar con gratitud esta solícita Providencia. Al darle las gracias todos los días, nos percatamos del actuar de Dios y lo interiorizamos en nuestra consciencia, de modo que podemos contrarrestar nuestro olvido de la bondad del Padre.

Además, la meditación diaria de su Palabra en la Sagrada Escritura ha de ayudarnos a comprender mejor su gran “carta de amor” a la humanidad y acercarnos de este modo más a Él. Cada palabra que sale de la boca de Dios es capaz de revelarnos más y más su amorosa presencia.

La Virgen María movía en su corazón las palabras pronunciadas por su Hijo divino (cf. Lc 2,51b), y así crecía su conocimiento de Dios. Un conocimiento profundo de las Escrituras, que deben ser leídas con el corazón, acrecentará nuestro conocimiento de Dios.

También la participación devota en el Santo Sacrificio de la Misa y la recepción de la Sagrada Comunión, así como de los otros sacramentos, es un maravilloso regalo en nuestra vida, que nos ayudará a comprender mejor cómo el Señor se abaja día a día a nosotros para asegurarnos su amor. Hemos de aprender a entender cada vez más este lenguaje de Dios.