ALCANZAR LA LIBERTAD ASPIRANDO A LA VERDAD 

“La libertad no se alcanza aspirando a la libertad; sino aspirando a la verdad. La libertad no es una meta, sino un efecto” (León Tolstoi). 

“La verdad os hará libres” (Jn 8,32) –nos dice el Señor mismo. Esto es lo que deben aprender todas las personas que luchan por la libertad. Sólo al vivir en conformidad con la Voluntad del Padre se puede alcanzar la verdadera libertad. Sólo entonces puede hacerse realidad en nuestra vida el plan con el que Él nos creó.

Si no aspiramos a la verdad, permanecemos atrapados en una red de ignorancia, error y mentira. Lo mismo cuenta cuando vivimos sumisos en “verdades a medias”. Así como estamos llamados a no seguir al Señor sólo “a medias”, ni a guardar “a medias” los mandamientos de Dios, también estamos llamados a buscar la verdad, no “a medias”, sino a plenitud; aquella verdad que es Dios mismo. Y sólo entonces podremos liberarnos de esta red de engaño.

El gran descubrimiento será que quien busca la verdad encontrará también el amor. El amor a la verdad nos conducirá al verdadero amor. Entonces, el amor y la verdad nos acompañarán en toda nuestra vida y nos modelarán a imagen de Dios.

Conocemos el anhelo de libertad de muchas personas. Por desgracia, muchas veces está mal orientado, de modo que las personas corren el peligro de confundir la libertad con una mera realización de sus propios deseos, anhelos e ilusiones.

Al invitarnos a acudir a Él y vivir conforme a sus preceptos como amados hijos suyos, nuestro Padre nos da acceso a la verdadera libertad. Por tanto, se vuelve aún más importante anunciarles a los hombres esta verdad; es decir, al Señor mismo. En el fondo, están sedientos de ella, aunque haya muchos obstáculos que les impidan aceptarla.