“Padre divino, esperanza amorosa de nuestras almas, ¡que todos los hombres te conozcan, te honren y te amen!” (Antífona del Oficio a Dios Padre).
Esta antífona sintetiza el gran deseo que expresa el Padre en el Mensaje a la Madre Eugenia Ravasio. Puede convertírsenos en una súplica incesante a Dios, pidiéndole que conduzca a los hombres a esta decisiva conclusión.