«El Espíritu Santo está siempre dispuesto a iluminaros y fortaleceros» (Palabra interior).
La amistad creadora del Espíritu Santo se hace realidad en todos aquellos que se esfuerzan por amar al Padre celestial. Él acompaña, ilumina y fortalece el alma humana hasta convertirla en una constante alabanza a Dios, para que Él se glorifique cada vez más en ella.
