“LA LIBERTAD INTERIOR”  

«Aunque otros quieran privarte de tu libertad exterior, nadie podrá jamás robarte la libertad interior» (Palabra interior).

Estas palabras han de servirnos de consuelo cuando nuestra fe se vea sometida a presiones o incluso sufra persecuciones concretas. Muchos cristianos ya han experimentado esta situación y muchos aún tendrán que vivirla. «La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron», dice el Evangelio según San Juan (Jn 1,5). Y las tinieblas no solo se negaron a recibir la luz, sino que a menudo la combatieron con hostilidad activa.

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“ME AFERRO A TI”

 

«No te fijes tanto en tus debilidades y limitaciones; sino en mí, que te he llamado y me aferro a ti, pase lo que pase» (Palabra interior).

En nuestro camino de seguimiento de Cristo, fácilmente caemos en la tentación de fijarnos demasiado en nuestras debilidades. Es el extremo opuesto del peligro de no reconocerlas en absoluto o de fijarnos solo en las faltas de los demás.

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“VERDADERA JUSTICIA”  

«¿Qué sería la justicia sin misericordia? Aliada con las tinieblas de la crueldad, sería más bien injusticia que justicia» (Santa Catalina de Siena).

Santa Catalina de Siena hace aquí un alegato a favor de la misericordia. En efecto, en situaciones como una guerra, existe la gran tentación de ir más allá de los límites de la justicia, de dejarse llevar por las malas inclinaciones que habitan en el corazón del hombre y de que así la crueldad se alíe con la justicia, deformándola y volviéndola aterradora.

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“OPTAR POR EL AMOR”  

«Nosotros amemos, porque él nos amó primero» (1Jn 4,19).

En pocas palabras, la Carta de San Juan nos conduce hacia la fuente y la verdadera motivación del amor: nosotros queremos amar porque Dios es amor y nos amó primero. Esta es la certeza más profunda que puede acompañarnos como un faro constante en todas las situaciones de la vida y convertirse en nuestra motivación. Sólo hemos de pedir al Espíritu Santo que nos lo recuerde, y sin duda lo hará con alegría, ya que Él mismo es el amor entre el Padre y el Hijo.

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“PERSEVERAR EN EL CAMINO”

 

«No se recompensa el comienzo, sino solo la perseverancia» (Santa Catalina de Siena).

Hay un proverbio muy fuerte que dice: «El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones». Es una seria advertencia para no desfallecer en el buen camino que se ha emprendido o se quiere emprender. La Sagrada Escritura también nos dirige amonestaciones similares, con diferentes formulaciones. Siempre se trata de exhortarnos a la perseverancia y la constancia en el camino de Dios.

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“EL AMOR NO TOLERA SOMBRAS”  

 

«Cultiva una íntima relación con el Espíritu Santo para que se desvanezcan todas las sombras de tu vida y Él pueda guiarte sin obstáculo alguno» (Palabra interior).

¿Cuál es nuestra contribución a la verdadera paz, siendo así que no disponemos de medios externos para conseguirla? La verdadera paz solo llegará cuando vivamos en armonía con Dios, porque la raíz de la discordia proviene del alejamiento de Dios, es decir, del pecado.

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“ESPERAR LA GRACIA”

«Sin la gracia de Dios, no podría hacer nada» (Santa Juana de Arco).

Santa Juana de Arco expresa una verdad fundamental de manera muy sencilla. Ella sabe que depende de Dios en todo. Sin embargo, esta dependencia no tiene la connotación negativa que solemos asociar a este término cuando nos referimos a una situación que nos priva de nuestra libertad. Esto nunca sucede con nuestro Padre Celestial, ya que la dependencia de Él es la realización más profunda de nuestro ser. Por ello, conviene hacer énfasis en el cuidado amoroso de Dios, del que dependemos. En efecto, es así.

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“UNA PEQUEÑA SEMILLA”

«Vivir en el amor significa navegar para siempre y esparcir semillas de alegría y de paz en los corazones» (Santa Teresita del Niño Jesús).

Santa Teresita se refiere aquí a la obra del Espíritu Santo a través de sus siete dones. Cuando éstos se activan en un alma, ella comienza a navegar como una barca, como lo describe la “Florecilla” de manera tan bella. Antes, la persona tenía que remar con sus propias fuerzas, aunque impulsada por el Espíritu Santo. Pero ahora, bajo la guía directa del Espíritu Santo, su travesía se vuelve más ágil.

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