SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

“Santificado sea tu nombre” (Mt 6,9).

El Nombre de nuestro Padre debe ser santificado por los hombres en la Tierra, así como sucede sin duda en el cielo, donde los ángeles y los santos adoran a nuestro Padre con reverencia y amor, como describe el Libro del Apocalipsis: “Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivos, y cayeron sobre sus rostros ante el trono y adoraron a Dios, diciendo: ‘Amén. La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza pertenecen a nuestro Dios por los siglos de los siglos’” (Ap 7,11-12).

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MEDITACIONES PARA LA CUARESMA: “La caridad: un arma potente”

Después de reflexionar sobre el ayuno, las vigilias nocturnas, el desierto y el silencio, sigamos escuchando las otras sugerencias de los padres del desierto para protegernos de las asechanzas del demonio y avanzar más rápidamente en el camino de la perfección. Otro consejo que propusieron fue el siguiente: dar prioridad a las obras de caridad, para las cuales el Señor ha prometido a cambio el Reino de Dios.

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