“El amor transforma las almas y las hace libres” (San Bernardo de Claraval).
Esta es la extraordinaria obra del Espíritu Santo, que ha sido derramado en nuestros corazones y lleva a cabo su transformación. Conocemos sus siete dones, que sirven para nuestra santificación.
En efecto, es el amor el que nos vuelve receptivos a todo lo que Dios quiere concedernos, porque «Dios es amor» (1Jn 4,16b).