“¿Quieres que te diga por qué y cómo debemos amar a Dios? En una palabra: el motivo de amar a Dios es simplemente Dios mismo, y la medida es amarle sin medida” (San Bernardo de Claraval).
¡San Bernardo da en el clavo! Ciertamente podríamos encontrar incontables motivos por los que debemos amar a Dios y nunca terminaríamos de enumerarlos. Pero todos estos se resumen en que amamos a Dios sencillamente porque es Dios y amamos a nuestro Padre por ser como es. Al descubrirlo cada vez más, exclamaremos desde lo más profundo de nuestro corazón: “Oh Dios, te doy gracias por ser nuestro Padre y por ser como eres”.