Volvemos hoy al tema de la oración; esta vez desde otra perspectiva. Sin duda, la oración sirve, ante todo, para glorificar al Señor y para que el alma sea introducida y permanezca en el “gran diálogo” con Él.
En la oración litúrgica, tomamos parte junto a todos los fieles en la plegaria de la Esposa (la Iglesia) a su Esposo. En la Santa Misa, como cumbre de la oración litúrgica, nos unimos al sacrificio de Nuestro Señor en la Cruz. Siempre debe preservarse y cultivarse esta jerarquía en la vida de oración.
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