Rom 2,17-29
Pero tú, que te precias de llamarte judío y confías en la Ley y te glorías en Dios y conoces su voluntad y, formado por la Ley, disciernes lo que es mejor, y te has convencido a ti mismo de que eres guía de ciegos, luz de los que están en tinieblas, educador de ignorantes, maestro de niños, que en la Ley tienes el modelo de la ciencia y de la verdad, ¿cómo es que enseñas a otros y no te enseñas a ti mismo?, ¿cómo es que predicas que no se debe robar y robas?, ¿cómo es que dices que no se debe cometer adulterio y lo cometes?, ¿cómo es que abominas de los ídolos y saqueas los templos? Tú, que te glorías en la Ley, deshonras a Dios al quebrantar la Ley. Pues, como dice la Escritura: ‘Por culpa vuestra es blasfemado el nombre de Dios entre los gentiles’.