VÍA CRUCIS – I Estación: “Jesús es condenado a muerte”



  1. Adoramus te Christe et benedicimus tibi (Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos)
  2. Quia per Crucem tuam redemisti mundum (Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo).

Jesús, el inocente, se encuentra frente a Pilato. Un juez terrenal, el representante de Roma, ha de juzgar al Hijo de Dios.

Los jefes de su propio pueblo son sus acusadores. Aquellos que debían guiar al pueblo escogido y prepararlo para la venida del Mesías, no le reconocieron porque no conocían al Padre (Jn 8,19). Jesús se lo había dicho claramente.

La acusación más grave contra Jesús es la de haber blasfemado contra Dios. Él, que nos dio a conocer al Padre, Él, que reposa en su seno, Él, que cumplió su voluntad en todo y fue acreditado por incontables signos y milagros, es acusado de esta terrible transgresión. No le reconocieron porque no conocían al Padre.

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EVANGELIO DE SAN JUAN (Jn 19,31-42): “La sepultura y el descenso a los infiernos”  

Jn 19,31-42

Como era la Pascua, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, los judíos rogaron a Pilato que les rompieran las piernas y los retirasen. Vinieron los soldados y rompieron las piernas al primero y al otro que había sido crucificado con él. Pero cuando llegaron a Jesús, al verle ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado con la lanza. Y al instante brotó sangre y agua. 

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EVANGELIO DE SAN JUAN (Jn 19,16-30): “Todo está consumado”  

Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Y se llevaron a Jesús. Y, cargando con la cruz, salió hacia el lugar que se llama la Calavera, en hebreo Gólgota. Allí le crucificaron con otros dos, uno a cada lado de Jesús. Pilato mandó escribir el título y lo hizo poner sobre la cruz. Estaba escrito: “Jesús Nazareno, el Rey de los judíos”. Muchos de los judíos leyeron este título, pues el lugar donde Jesús fue crucificado se hallaba cerca de la ciudad. Y estaba escrito en hebreo, en latín y en griego. Los príncipes de los sacerdotes de los judíos decían a Pilato: “No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino que él dijo: ‘Yo soy Rey de los judíos’.” “Lo que he escrito, escrito está” -contestó Pilato. Los soldados, después de crucificar a Jesús, recogieron sus ropas e hicieron cuatro partes, una para cada soldado, y además la túnica. La túnica no tenía costuras, estaba toda ella tejida de arriba abajo.

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MEDITACIONES PARA LA CUARESMA: “Conclusión de las meditaciones cuaresmales”

Con la meditación de hoy, concluyo esta serie que inicié después de las reflexiones sistemáticas sobre el Evangelio de San Juan, en preparación para la gran solemnidad de la Pascua.

Conviene hacer una breve recapitulación para destacar lo esencial. Tras esta meditación, volveremos a los relatos del Evangelio de San Juan sobre la muerte y sepultura del Señor.

El concepto de «discreción», que hemos aprendido de los padres del desierto y que significa «discernimiento de los espíritus» en el uso eclesiástico, nos ha llevado a observar atentamente la situación de la Iglesia y del mundo y a aplicarlo también a nuestra vida espiritual. Al analizar la armadura espiritual propuesta en la Carta a los Efesios, hemos llegado a la conclusión de que debemos prepararnos para el combate espiritual, que va más allá del ámbito personal, especialmente cuando consideramos las amenazas anticristianas que se ciernen sobre el mundo y sobre la Iglesia.

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MEDITACIONES PARA LA CUARESMA: “El trabajo en nuestro corazón”

 

En esta Cuaresma, nos hemos propuesto ser mejores discípulos del Señor, sobre todo en vista de la gran confusión que sufre actualmente la Iglesia. El discípulo tiene la tarea de anunciar y glorificar a su Señor. Los contenidos principales del anuncio están establecidos en la Sagrada Escritura y en la auténtica doctrina de la Iglesia. Este es el criterio que nos guía, ya que, como discípulos, no actuamos en nuestro propio nombre, sino por encargo. Por tanto, no nos corresponde introducir nuestras propias ideas o contenidos ajenos al Evangelio, lo que debilitaría el testimonio de Cristo. También es importante que, en la medida de lo posible, nuestra vida sea coherente con lo que anunciamos, de manera que nuestro testimonio de palabra no se vea opacado por nuestra manera de vivir.

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MEDITACIONES PARA LA CUARESMA: “La reparación”

Ya estamos en la cuarta semana del Tiempo de Cuaresma y se acerca el Domingo de Pasión. Ahora todo se concentra en la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, el Salvador de los hombres.

Esta serie de meditaciones cuaresmales nos llevó a observar con atención la situación actual de la Iglesia y del mundo, para sacar las conclusiones pertinentes. Una de ellas es enrolarnos conscientemente en el combate espiritual, no solo para custodiar nuestra propia vida espiritual, sino también para asumir, más allá del ámbito personal, el lugar que Dios nos ha asignado en el «ejército del Cordero» y servir así al Reino de Dios.

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MEDITACIONES PARA LA CUARESMA: “La caridad: un arma potente”

Después de reflexionar sobre el ayuno, las vigilias nocturnas, el desierto y el silencio, sigamos escuchando las otras sugerencias de los padres del desierto para protegernos de las asechanzas del demonio y avanzar más rápidamente en el camino de la perfección. Otro consejo que propusieron fue el siguiente: dar prioridad a las obras de caridad, para las cuales el Señor ha prometido a cambio el Reino de Dios.

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MEDITACIONES PARA LA CUARESMA: “Desierto y santo silencio”

En las dos últimas meditaciones, nos detuvimos en el consejo de los padres del desierto de practicar el ayuno y las vigilias nocturnas para, con un espíritu ágil, alcanzar más rápidamente la unión con Dios. Esta pauta, aplicada con la debida moderación, es un excelente consejo para crecer en la vida espiritual y resistir eficazmente a los poderes del mal.

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MEDITACIONES PARA LA CUARESMA: “Otros aspectos del ayuno”

 

En la meditación de ayer, habíamos comenzado a reflexionar sobre el ayuno y las vigilias nocturnas como medios espirituales para adherirnos más profundamente a Dios, o, como decían los padres del desierto en torno a San Antonio, «para unirse más rápidamente a Dios con un espíritu ágil». Una unión más íntima con el Señor es una ayuda esencial para contrarrestar los insidiosos ataques del diablo y estar preparados para el combate espiritual.

Profundicemos hoy en el tema del ayuno.

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MEDITACIONES PARA LA CUARESMA: “El ayuno y las vigilias”

Después de haber hablado sobre la oración y de haber abordado tres formas muy eficaces en el combate espiritual —la oración del corazón, el Santo Rosario y la adoración eucarística—, retornamos ahora a esa pequeña reunión entre algunos padres del desierto en torno a San Antonio Abad, con la cual comenzamos nuestras meditaciones cuaresmales. De esa conversación extrajimos el concepto de la «discreción», que significa «discernimiento de los espíritus». Inspirados por este término, echamos un vistazo a la situación de la Iglesia y el mundo. Como conclusión, quedó claro que los fieles deben enrolarse en el combate espiritual, puesto que los líderes de la Iglesia están difundiendo graves errores.

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