Hoy se cumplen cien días desde que empezamos con estos impulsos diarios para conocer, honrar y amar más profundamente a nuestro Padre Celestial; es decir, que esta es la centésima meditación de los “3 minutos para Abbá”. Entonces, tenemos razón suficiente para agradecer a nuestro Padre y a todos aquellos que cooperan con nosotros, oran por nosotros y nos escuchan.
“¡Confía en mí, yo soy tu Padre!” (Palabra interior).