NUESTRO PADRE NOS CONOCE

“Tú me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos” (Sal 138,2).

Sabiendo que Tú, amado Padre, nos creaste por amor y nos encomendaste una misión en este mundo, podemos movernos libremente ante ti, como hijos redimidos. Nuestra sujeción a ti nos hace libres para vivir en este mundo y tratar con él conforme a tu Voluntad.

leer más

LOS DESIGNIOS DE DIOS

“¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!” (Rom 11,33b).

¡Cuántas veces comprendemos apenas más adelante lo que nuestro Padre ha hecho y permitido para nuestro bien!

En efecto, los caminos de Dios no están simplemente expuestos ante nuestros ojos como un libro abierto, en el que podemos leer todo en detalle y encontrarlo minuciosamente trazado. Sin embargo, existe un “plan divino” para cada uno de nosotros.

leer más

DIOS NOS HA AMADO DESDE SIEMPRE

“Conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos, cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra” (Sal 138,15).

Cuando fuimos marcados con la cruz de ceniza, escuchamos las palabras: “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” (cf. Gen 3,19). Son palabras que nos sitúan en toda nuestra condición de criaturas, pues de Dios venimos y a Él volvemos. Nuestro cuerpo será transformado para la vida eterna. Esta es otra de las obras de nuestro amado Padre que aún esperamos, porque “es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad” (1Cor 15,55).

leer más

AMIGOS DE VERDAD 

“Ellos [los santos ángeles] serán tus más fieles amigos y te asistirán en todo” (Palabra interior).

Nuestro Padre no sólo nos acompaña Él mismo y habita en nosotros, sino que además envía a sus santos ángeles para que tengamos comunión con ellos. Él quiere que sean nuestros acompañantes y que estén unidos a nosotros en su amor. Hemos de tener una verdadera amistad con ellos y deleitarnos en estos poderosos ayudantes.

leer más

“YO, EL SEÑOR, SONDEO EL CORAZÓN”

 “Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo? ‘Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos’” (Jer 17,9-10).

Ayer reflexionábamos sobre el corazón que, tras haber sido puesto a prueba, ha demostrado su fidelidad a Dios, como fue el caso del Profeta Jeremías. Hoy, en cambio, se nos recuerda el deplorable estado de nuestro corazón, del que también el Señor nos advierte en el Evangelio (cf. Mt 15,19). Para que un corazón resista la prueba, necesita atravesar primero una purificación, porque a menudo ni siquiera está consciente de su maldad.

leer más