“TUS JUICIOS SON VERDADEROS Y JUSTOS” 

“Después oí como la fuerte voz de una inmensa muchedumbre en el cielo, que decía: ‘¡Aleluya! ¡La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios; sus juicios son verdaderos y justos, pues condenó a la gran ramera, que corrompía la tierra con su prostitución!’” (Ap 19,1-2).

La alabanza de la justicia divina forma parte del honor que queremos rendir a nuestro Padre, porque Él se glorifica también cuando hace prevalecer la justicia.

leer más

LOS VENCEDORES SOBRE LA BESTIA 

“Vi a otro ángel (…) diciendo con voz fuerte: ‘Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas’.” (Ap 14,6-7).

En el capítulo 14 de la Revelación de San Juan, el ángel anuncia la hora del juicio y nos exhorta a temer a nuestro Padre Celestial, a honrarlo y a adorarlo. En efecto, la primera y más noble tarea del hombre es rendir honor y adoración a Dios. Para ello fue creado. Si no lo hace, está fallando a su destinación más profunda.

leer más

EL NOBLE COMBATE 

“Libra el noble combate confiando infinitamente en mí” (Palabra interior).

Nuestro Padre no nos exime del combate que inevitablemente tenemos que librar durante nuestra vida terrena. Éste hace parte de nuestra condición caída como seres humanos. Al mismo tiempo que tenemos que aspirar lo bueno, debemos también defendernos de los enemigos, tanto de dentro como de fuera, que quieren apartarnos de nuestro camino de seguimiento de Cristo.

leer más

DEJAR A NUESTRO PADRE EJERCER SU PATERNIDAD

¡No me neguéis esta alegría que deseo gustar en medio de vosotros! Yo os lo devolveré al ciento por uno, y así como vosotros me honraréis, también yo os honraré, preparándoos una gran gloria en mi Reino” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Es tan fácil alegrar a nuestro Padre Celestial y vivir así nosotros mismos en alegría. Además, es lo que corresponde a nuestra destinación más profunda: vivir simplemente como sus amados hijos y abrirle siempre a nuestro Padre las puertas de nuestro corazón, para que pueda entrar y permanecer allí en todo momento.

leer más

EL PEQUEÑO PARAÍSO

“Habiendo comprendido cuál es el lugar de mi reposo, ¿no querréis dármelo? Yo soy vuestro Padre y vuestro Dios… ¿Os atreveríais a negarme esto? ¡Oh! ¡No me hagáis sufrir por vuestra crueldad frente a un Padre que os pide esta única gracia!”(Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

¡Hasta qué punto nuestro Padre se abaja a nosotros! ¿Quién puede permanecer indiferente al escuchar estas palabras? El Padre Celestial, el Creador de todo cuanto existe, no escatima esfuerzos para rescatarnos de nuestro extravío. Él pide nuestro amor, quiere habitar en nosotros y encontrar su reposo en nuestras almas. ¿Por qué? Porque nos ama y quiere concedernos todo lo que nos tiene preparado, y no quiere que nos perdamos.

leer más

LA PAZ PARA NUESTRO PADRE

“Es a través de mi Hijo y del Espíritu Santo que yo vengo a vosotros y en vosotros, y busco en vosotros mi paz” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Cuanto más dialoguemos con nuestro Padre y estemos en contacto vivo con Él, más aprenderemos a comprenderle, porque Dios podrá comunicársenos más profundamente. Recordemos que Jesús mismo les dijo a sus discípulos que aún no podía transmitirles todo, porque todavía no hubieran sido capaces de sobrellevarlo. Entonces les prometió que les enviaría al Espíritu Santo (cf. Jn 16,12-13).

leer más

LA LIBERTAD DEL AMOR 

“Existe un Padre sobre todos los padres, que os ama y que jamás cesará de amaros, siempre y cuando lo queráis” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

El amor de nuestro Padre Celestial está siempre ahí para nosotros y, sin embargo, hay una condición para que pueda entrar en nuestro corazón. Esta condición es nuestro querer y, por tanto, también la disposición a recibirlo y corresponder a él.

leer más

EL CONSUELO CELESTIAL 

“Ya no pasarán hambre, ni tendrán sed, no les agobiará el sol, ni calor alguno, pues el Cordero, que está en medio del trono, será su pastor, que los conducirá a las fuentes de las aguas de la vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos” (Ap 7,16-17).

Todas las penurias terrenales han llegado a su fin para aquellos que dieron testimonio de nuestro Padre y del Cordero, permaneciéndoles fieles hasta la muerte. Ellos recibirán el gran consuelo del Espíritu Santo y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.

leer más

EL ARCA DE SALVACIÓN 

“Entonces vi a otro ángel que subía del oriente, y llevaba el sello de Dios vivo. Con voz fuerte gritó a los cuatro ángeles a los que se les había encargado hacer daño a la tierra y al mar, diciéndoles: ‘¡No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en la frente a los siervos de nuestro Dios!’” (Ap 7,2-3)

Cuando vivimos en estado de gracia, podemos esperar confiadamente el Retorno de nuestro Señor y, en medio de grandes turbulencias, podemos escapar de la “ira de Dios”.

leer más