“Si vivís en mi amor, a través de mi Espíritu Santo yo os daré todo, y ésa será vuestra radiante luz” (Palabra interior).
Al vivir en el amor de nuestro Padre, nuestra vida se vuelve radiante y clara. Cuanto más permitamos que el Espíritu Santo penetre en nosotros, tanto más podrá desplegarse en nosotros la imagen de Dios, según la cual Él nos creó.