EL TIEMPO ES ORO

“El tiempo es oro. Aprovéchalo a plenitud” (Palabra interior).

Nuestro Padre Celestial nos ha encomendado el breve tiempo de nuestra vida terrena para que lo empleemos alabándolo y sirviéndole como verdaderos hijos. Aunque “nuestros años se acaban como un suspiro” (Sal 89,9), son tiempo suficiente para atesorar tesoros imperecederos en el cielo (Mt 6,20). El grado de cercanía que tengamos con nuestro Padre en la eternidad dependerá también de qué tanto respondamos a su amor y trabajemos en su Reino durante esta vida.

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APÓSTOLES DEL AMOR DE DIOS 

Si escuchamos al Señor y seguimos su llamado, Él nos hace partícipes de su plan de salvación. Las Sagradas Escrituras nos relatan cómo Jesús envía a sus apóstoles para que lleven el mensaje de la salvación a todas partes: “Seréis mis testigos (…) hasta los confines de la tierra.” (Hch 1,8b)

En el Mensaje a la Madre Eugenia, Dios Padre nos dice:

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DIOS SIEMPRE AMA

“Si supieras cuánto te amo, estarías siempre alegre” (Palabra interior).

Si interiorizamos una afirmación tal, nuestro Padre podrá atravesar todas las tinieblas que pueden difundirse en nuestra alma. Así, todos los “no” en nosotros podrán desvanecerse a través de su amoroso “sí”.

La gran promesa del Corazón de Dios y la seguridad de su amor es más fuerte que todo lo demás, y nos hace entender las palabras de San Pablo: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos” (Fil 4,4).

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LA PUREZA DEL AMOR DEL PADRE

En ninguna parte podremos experimentar tal pureza del amor como en el encuentro con Dios. Nosotros, los hombres, estamos necesitados del amor y no podemos vivir sin él. Esto no es una deficiencia; sino que hace parte de la naturaleza con que Dios, en su sabiduría, nos creó. Así, somos receptivos al amor y, a su vez, se lo damos a otras personas, sirviéndoles de esta manera.

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EL TRATO DE DIOS CON SUS AMIGOS

“Cada día te hablaré un poco sobre mis deseos en relación con los hombres, sobre mis alegrías y mis penas” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Estas palabras a la Madre Eugenia ciertamente no van dirigidas sólo a ella, sino que se extienden también a todos aquellos que cultivan una íntima relación con el Padre Celestial. De diversas maneras, ellos podrán percibir su voz. En efecto, Dios invita a todos los hombres a esta relación de profunda confianza, de modo que no sólo le expresemos y encomendemos nosotros todas nuestras preocupaciones, sino que también Él pueda comunicarnos lo que lleva en su Corazón.

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CORAZONES QUE ENTIENDAN A DIOS

“¿Qué es lo que deseo alcanzar a través de esta ‘obra de amor’, si no encontrar corazones que puedan entenderme?” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Comprenderemos más profundamente a nuestro Padre cuando lleguemos a conocer su Corazón. ¡Y eso es lo que Él quiere! Quiere que captemos su amor, su motivación, su Ser…

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