“MI ALEGRÍA AL ESTAR ENTRE VOSOTROS”

Mi alegría al estar entre vosotros no es menor a la que experimentaba cuando estaba junto a mi Hijo Jesús durante su vida terrenal” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

¡Qué afirmación de nuestro Padre! Él nos introduce en el misterio de su amor a tal punto que apenas podemos captarlo. ¿Podría haber un amor más grande que el del Padre por su Hijo Unigénito, quien le fue obediente hasta la muerte (Fil 2,8), en quien halló su complacencia y a quien nos mandó que escucháramos (Mt 3,17)? ¡El Señor nos introduce y nos hace partícipes del amor intratrinitario!

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CON EL SEÑOR, TODO SALDRÁ BIEN

“Tengo la profunda confianza en mi amado Padre del cielo de que, al final, todo saldrá bien. Por eso, aguardo con serenidad interior todas las cosas que se avecinan” (Beato Luis Andritzki).

El Beato Luis comprendió aquella verdad que las Sagradas Escrituras nos transmiten una y otra vez; pero que a menudo aún no somos capaces de poner en práctica como corresponde. La confianza en nuestro amado Padre nos da aquella seguridad que no procede tanto del sentimiento, pero que puede abarcar todo nuestro ser. Se podría decir que siempre está en ventaja en relación con lo que pueda acontecer. Si vemos que se acercan oleajes estrepitosos, queriendo influir en nuestra realidad emocional, hemos de activar muy concretamente la confianza.

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NUESTRO PADRE ES BUENO EN SÍ MISMO

“Todo lo bueno que otros hagan, impulsados por nosotros, aumentará el esplendor de nuestra gloria en el cielo” (San Juan Bosco).

Esta frase encaja muy bien en nuestras reflexiones diarias sobre Dios Padre, y podemos situarlas en contexto con el Mensaje del Padre, en el cual Él nos pide que transmitamos a los hombres un conocimiento más profundo de Dios. ¡Cuánto aumentará el esplendor de nuestra gloria si otras personas, impulsadas por nosotros, empiezan a volverse nuevamente al Padre y a alabarle!

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“ENVÍAME”

“Haz que te encuentre siempre en vela, para que pueda contar contigo a toda hora” (Palabra interior).

¡Qué invitación tan extensa de nuestro Padre! Él no sólo nos rodea constantemente con su amor paternal y nos da así un hogar eterno; sino que además quiere contar con nosotros. La amistad que nos ofrece no debe ser unilateral, de modo que no somos sólo nosotros quienes podemos confiarle a nuestro Padre lo más íntimo; sino que también Él pueda contar con noostros e incluirnos en sus planes de salvación.

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“A ÉL SOLO LE PERTENEZCO”

“Yo vengo de Dios, Mi Padre; a Él vuelvo; a Él solo le pertenezco” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Detengámonos hoy en la última parte de esta frase del Mensaje del Padre: “A Él solo le pertenezco.”

El Padre nos ha dado esta certeza, y nosotros hemos de repetirla una y otra vez:“Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño” (Sal 99,3).

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DE CAMINO A CASA

“Yo vengo de Dios, Mi Padre; a Él vuelvo; a Él solo le pertenezco” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Con qué sencillez el Padre nos revela nuestra identidad más profunda, haciéndonos descubrir al mismo tiempo el sentido de nuestra existencia, que consiste en conocer, honrar y amar a éste nuestro Padre.

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