LO PRINCIPAL ES EL CAMINO RECTO

“Más vale cojear por el camino recto que desviarse de él con paso firme” (San Agustín).

No siempre nos sentimos llevados por «alas de águila» en el camino de seguimiento del Señor. Hay etapas en las que avanzamos con dificultad y que requieren mucha paciencia, sobre todo cuando se trata de cargar con una cruz. Nuestro Padre lo permite para que nunca olvidemos que toda gracia procede de Él. Si siempre avanzáramos a pasos agigantados y con gran agilidad, podríamos caer en la tentación de poner nuestros propios méritos en primer lugar y olvidar que es el Señor quien nos sostiene.

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