CREADOS A IMAGEN DE DIOS

«Yo soy el Eterno, y cuando vivía solo ya había resuelto desplegar toda mi Omnipotencia para crear seres a mi imagen» (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Así que, desde tiempos inmemoriales, los hombres hemos estado en el plan de amor de nuestro Padre Celestial. La certeza de que Él ha pensado en nosotros desde siempre nos eleva por encima del curso habitual del tiempo. Esto se aplica a cada vida que nace de la bondad de nuestro Padre. Es aceptada, es querida, es llamada a la existencia porque así lo quiso nuestro Padre desde siempre y le preparó todo lo necesario. Con infinita sabiduría y cuidado, previó todo aquello que necesitaríamos para vivir. Así lo expresa en el Mensaje a la Madre Eugenia:

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DIOS SE DELEITA EN LA OBRA MAESTRA DE SU CREACIÓN

En las reflexiones que siguen, me basaré en pasajes del Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio, una revelación privada de 1932 que merece la pena leer íntegramente. Puede encontrarse en el siguiente enlace:

https://www.amadopadrecelestial.org/_files/ugd/06b604_b24c8a93b9bc44e98984c4632cf09a64.pdf?index=true

«El pintor se deleita contemplando el cuadro que pintó. Así mismo Yo me complazco y me alegro al estar en medio de los hombres, obra maestra de Mi creación» (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio).

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ORACIÓN DEVOTA

«A través de la oración devota, una persona puede obtener en un solo día mayor ganancia de la que vale el mundo entero» (San Buenaventura).

Esta maravillosa frase debe calar profundamente en nuestro corazón e iluminar nuestra razón, pues nos muestra claramente la verdadera jerarquía de los valores. La oración devota pronunciada en el Espíritu del Señor, que abarca toda nuestra existencia, atraviesa el cielo y la tierra y llega hasta el Corazón de nuestro Padre.

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EL DISTINTIVO DE LA GRACIA

«La alegría espiritual es el distintivo más seguro de que la gracia de Dios habita en nosotros» (San Buenaventura).

San Buenaventura se refiere a la alegría en Dios y por causa de Dios, y la identifica como el distintivo más seguro de la gracia divina en el hombre. En efecto, ¿de dónde podría provenir esta alegría si no fuera de la gracia? No se trata de una alegría meramente natural, por hermosa que ésta sea. Hay personas con un temperamento muy alegre y una actitud positiva hacia la vida, lo cual puede resultar muy atrayente para los demás. Pero esto no es aún la alegría en Dios.

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EL BUEN MAESTRO

«Tengo un buen maestro, que es Dios. En Él me fijo en todo y en ningún otro» (Santa Juana de Arco).

¡La doncella de Orléans escogió la opción correcta! «Uno solo es vuestro Maestro» —nos dice el Señor en Mt 23, 8. Dios se reserva el derecho de guiar a los suyos. Aunque podamos recibir ayuda de personas llenas del Espíritu Santo y debamos estar agradecidos si las encontramos o si incluso contamos con alguien que nos acompañe espiritualmente, esta guía solo se convierte en un regalo inestimable si está impregnada de la sabiduría de Dios.

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ENTREGA INCONDICIONAL A DIOS

«Preferiría morir antes que retractarme de lo que Dios me ha encomendado hacer» (Santa Juana de Arco).

Solo quien está profundamente unido al Señor y vive en la verdad puede atreverse a decir tales palabras. Juana de Arco las pronuncia sabiendo bien que su vida corre peligro. Se ha entregado totalmente a la guía de Dios y solo de Él tiene su seguridad. La joven Juana tuvo que defenderse de la acusación de brujería en un proceso eclesiástico injusto, convocado por un obispo que colaboraba con sus enemigos. Se enfrentaba a un gran número de eruditos, la mayoría de los cuales estaban dispuestos a condenarla.

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CON SU FUERZA ME ATREVERÉ UNA Y OTRA VEZ

«Es mejor estar a solas con Dios. Su amistad no me defraudará, ni su consejo, ni su amor. Con su fuerza me atreveré y me seguiré atreviendo una y otra vez, hasta que muera» (Santa Juana de Arco).

Estas palabras fueron pronunciadas por Santa Juana de Arco, a quien el Señor encomendó la gran misión de llevar a la coronación al rey legítimo de Francia y expulsar a las tropas de ocupación inglesas de su patria. Todo lo hizo con la mirada puesta en el Padre, y solo Dios fue su consuelo en la etapa más difícil de su vida, cuando, siendo aún muy joven, fue apresada por sus enemigos, que posteriormente se encargaron de que fuera condenada a la hoguera.

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TU PADRE VE EN LO SECRETO

«Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará» (Mt 6,6).

El Señor pronuncia estas palabras en relación con su recomendación de orar y dar limosna en lo secreto.

Nuestro Padre se complace en que hagamos el bien en lo escondido, sin buscar llamar la atención de los demás. Ciertamente, existen obras que deben realizarse públicamente para que Dios sea alabado y reconocido en ellas (cf. Mt 5,16). Pero el Señor no se refiere a éstas, sino a aquellas que alcanzan su mayor fecundidad cuando se realizan en lo escondido para Dios. leer más

EL AMOR NOS APREMIA

«Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20).

Esta es la respuesta de los apóstoles cuando las autoridades religiosas de la época pretendían prohibirles que siguieran anunciando al Señor Resucitado. Pero, ¿cómo podían callar?

¿Cómo podríamos nosotros callar si hemos sido tocados por el amor del Señor y por la verdad? Es el Espíritu Santo mismo quien nos apremia, pues el amor de nuestro Padre quiere llegar a todos los hombres. Nuestro Padre quiere calmar su sed, saciar su hambre y despertar su amor. ¿Y nosotros? Podemos convertirnos en instrumentos de su bondad, apóstoles de su amor paternal. De este modo, nosotros, que hemos sido destinatarios de su amor, nos convertimos en dadores del mismo, pues también de nosotros han de manar ríos de agua viva (Jn 7,38).

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EL TRÁNSITO HACIA NUESTRO PADRE

«Para el justo no hay muerte, sino tránsito» (San Atanasio).

¡Qué hermoso sería si día a día comprendiéramos mejor esta realidad! En efecto, es así: si hemos centrado nuestra vida en nuestro Padre Celestial y le servimos con sinceridad, la muerte será el retorno a la casa de nuestro Padre, que nos espera. Y cada día que transcurre en nuestra vida terrenal nos acerca más a la eternidad.

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