“Postraos ante el Señor en la hermosura de la santidad, tiemble en su presencia la tierra toda” (Sal 95,9).
“Postraos ante el Señor en la hermosura de la santidad, tiemble en su presencia la tierra toda” (Sal 95,9).
“Como gota de agua del mar, como grano de arena, tan pocos son sus años frente a la eternidad. Por eso el Señor es paciente con ellos, y derrama sobre ellos su misericordia” (Sir 18,10-11).
“Caerán a tu izquierda mil, diez mil a tu derecha; a ti no te alcanzará” (Sal 90,7).
“Dichoso el hombre a quien tú educas, al que enseñas tu ley” (Sal 93,12).
Si hemos entablado una amistad con nuestro Padre, no nos faltarán las instrucciones de su parte, pues nuestro amigo divino es al mismo tiempo nuestro guía en el camino de la salvación. De un amigo humano no podríamos esperar esto del mismo modo, y tal vez ni siquiera sería apropiado. De nuestro Padre Celestial, en cambio, recibimos con seguridad esa gracia.
“Nadie puede ser realmente amigo de otra persona sin antes ser amigo de la verdad” (San Agustín).
“La vida del hombre debe cambiar día tras día para bien” (San Agustín).
“Pecado conectado con humildad es mejor que virtud sin humildad” (San Agustín).
A primera vista, podría parecer una afirmación osada del gran San Agustín. Sin embargo, la comprenderemos mejor al analizarla más detenidamente. leer más
“Echaré una vez más la red de mi amor” (Palabra interior).
“Mañana tras mañana el Señor despierta mi oído, para escuchar como los discípulos” (Is 50,4).
“Quien ande a oscuras, sin claridad, que confíe en el nombre del Señor y se apoye en su Dios” (Is 50,10b).