EL TRONO DE LA GRACIA

“Señor, sondéame y conoce mi corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos” (Sal 138,23).

¡Qué bendición poder decirle estas palabras a nuestro Padre con plena confianza! Ya no hay que esconderse ni evadir mirar de cerca en qué estado se encuentra nuestro corazón. Antes bien, entramos en una relación madura con nuestro Padre.

leer más

LA PURA GRACIA DEL SEÑOR

“Yo sanaré su infidelidad, los amaré por pura gracia” (Os 14,5).

Éstas son palabras que nuestro Padre Celestial dirige al Pueblo de Israel, que tantas veces se apartaba de sus caminos y debía entender al menos al sentir las consecuencias qué es lo que sucede cuando uno se vuelve a otros dioses. Pero, por desgracia, muchas veces los hombres no están dispuestos a escuchar a Dios. Incluso cuando les sobrevienen terribles plagas, que deberían despertarlos, puede suceder que sigan pecando y no abandonen sus rumbos abominables.

leer más

TESOROS EN EL CIELO

“Atesorad tesoros en el cielo” (Mt 6,20).

El Señor nos ha abierto muchas posibilidades de acumular tesoros en el cielo. Todo lo que hayamos hecho y sufrido por amor nos será contado como mérito en la eternidad. Eso no sólo significa que recibiremos la recompensa a nivel personal, sino que el “excedente” de las buenas obras se pone a disposición de la Iglesia, tal como sucede, por ejemplo, en las vidas de los santos. En ese sentido, escuchamos a menudo en las oraciones litúrgicas que nosotros no somos capaces de hacer nada por nuestras propias fuerzas, pero que por los méritos de los santos se nos conceden bendiciones y gracias.

leer más