«No experimento alegría mayor que oír que mis hijos viven según la verdad» (3Jn 1,4).
Estas son palabras de la tercera carta de San Juan, dirigidas a un tal «Gayo», de quien no tenemos mayor información. Sin duda, podemos poner estas palabras en boca de nuestro Padre Celestial. Como atestigua toda esta epístola, nuestra vida ha de transcurrir en conformidad con la verdad, tanto de palabra como de obra, dando testimonio de Nuestro Señor Jesucristo.
