“Mi pasado ya no me preocupa; pertenece a la misericordia divina. Mi futuro no me preocupa todavía; pertenece a la providencia divina. Lo que me preocupa y me exige es el hoy, que pertenece a la gracia de Dios y a la entrega de mi corazón, de mi buena voluntad” (San Francisco de Sales). leer más
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AFERRARSE AL AMOR DEL PADRE
“En su infinita bondad, Dios nunca abandonará a aquellos que no quieren abandonarlo” (San Francisco de Sales). leer más
LA PUERTA ABIERTA
“Mira, he abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar” (Ap 3,8).
EL TRIUNFO DE LA LUZ
“Vuestra medida no son las sombras; sino el fuego de mi amor” (Palabra interior). leer más
HABLA CON TU PADRE CELESTIAL
“Yo conozco tus deseos y preguntas, aunque no los pronuncies. Sin embargo, me encanta que me los expreses, porque entonces tu corazón se abre aún más y crece tu confianza en mí” (Palabra interior).
LA URGENCIA DEL AMOR
“¡El tiempo apremia! Desearía que los hombres sepan cuanto antes que los amo y que mi mayor felicidad consiste en estar y hablar con ellos, como un Padre con sus hijos” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
CÓMO PERMANECER EN CONTACTO CON EL PADRE
“Permanece en constante contacto conmigo” (Palabra interior).
Siendo hijos suyos, nuestro Padre quiere conducirnos a una gran libertad y naturalidad en la relación con Él. Así, el Señor no sólo nos ofrece la gracia originaria de la cercanía y familiaridad con Él; no sólo nos devuelve la belleza del primer día, cuando nos creó a su imagen; sino que, por medio de su Hijo, nos llama a una cercanía aún mayor y nos hace partícipes de la plenitud de su amor.
CANTAD A DIOS DE CORAZÓN
“Cantad a Dios de corazón y agradecidos, salmos, himnos y cánticos inspirados” (Col 3,16b). leer más
JESUCRISTO ES SEÑOR PARA GLORIA DEL PADRE
“Y toda lengua proclame ‘Jesucristo es Señor’ para gloria de Dios Padre” (Fil 2,11). leer más
EL TRONO DE LA GRACIA
“Señor, sondéame y conoce mi corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos” (Sal 138,23).
¡Qué bendición poder decirle estas palabras a nuestro Padre con plena confianza! Ya no hay que esconderse ni evadir mirar de cerca en qué estado se encuentra nuestro corazón. Antes bien, entramos en una relación madura con nuestro Padre.